El hartazgo de los vecinos de Cantalpino: un mes sin poder beber agua del grifo

Se acaba de cumplir un mes desde que el Ayuntamiento de Cantalpino anunciara a los vecinos que el agua del grifo no era apta para el consumo por la presencia de metolacloro y nada ha cambiado. El nivel de este producto que se usa para realizar tratamientos fitosanitarios en el agua ha provocado que el agua de Cantalpino «no se considera apta para beber y cocinar». Desde entonces se han repetido los análisis sin que llegara el negativo esperado.

Ayer mismo realizaron una muestra que esperan que, por fin, dé negativo, según las esperanzas del nuevo alcalde de la localidad, Manuel Antonio Hierro, que recién estrenado en el cargo se enfrenta a este serio problema en su localidad. Ayer se encontraba revisando las piscinas que quieren abrir este sábado y abordando otra serie de asuntos municipales. «En principio, los ultimos análisis deberían dar bien ya, pero hasta que no lleguen los resultados poco más se puede saber», explicaba el regidor. En cuanto a soluciones a largo plazo, «si los resultados siguen siendo positivos nos pondremos a trabajar en ello», respondió.

Los vecinos de la localidad se muestran hartos porque el tiempo pasa y no se sienten seguros, aunque muchos de ellos ya llevan años bebiendo el agua que adquieren embotellada, a pesar de que reconocen que «el agua de Cantalpino siempre ha sido muy buena». Pocas son las personas del pueblo que se atreven a dar la cara.

«Llevo comprándola desde el año de los topillos», dice Rosario Íñigo. En su caso, aunque no la usa para beber, sí muestra preocupación. En la misma línea se pronuncia Marci López quien declara que la compra desde que se anunciaron que el agua no era apta para consumo porque en su caso considera que «el agua más rica es la de Cantalpino».

El problema de la presencia del metolacloro parece derivar de la cercanía del canal de Arabayona. Razón por la que hay quienes opinan que la culpa es de la Confederación, que ha hecho drenajes y no los ha conducido hacía una balsa para su posterior tratamiento.

Al parecer, no es la primera vez que en Cantalpino se ha tenido que avisar de que no se puede consumir el agua potable. Por ello, una gran mayoría de personas ya tienen la costumbre de utilizar la embotellada para beber directamente. Otras personas la utilizan también para cocinar. «La legumbre se cuece en menos tiempo con agua mineral», aconseja otro vecino que dice que cada cierto tiempo acude a la tienda o el supermercado para hacerse con bastantes garrafas, porque tampoco se fía de la que traen en depósitos.

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