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Domingo, 26 de julio 2020, 14:25
Con el alma literalmente en vivo han estado los vecinos de Cantalpino desde que se supo la aparición de dos positivos en COVID-19 que estuvieron en el pueblo hace dos semanas y que finalmente se convirtieron en tres al sumarse el cónyuge de una de las dos mujeres afectadas por el virus y que también dio positivo.
Las PCR mayoritariamente negativas en el entorno de la joven que vive en Villoria permitieron al pueblo respirar con alivio y retornar a una relativa normalidad tras el susto.
El Ayuntamiento decidió reabrir, entre otras instalaciones municipales, el parque y a media mañana eran numerosas las madres con niños que acudían a él. “Ha sido una clara advertencia para que nadie baje la guardia lo más mínimo y piense que a él no le va a pasar”, comentaban. Asimismo, las vecinas destacaban la actitud de los bares del pueblo nada más conocerse los casos. “Han actuado todos con prudencia al cerrar hasta que se esclareciera todo, pensando más en la salud de todos que en su beneficio económico y es muy valorable”.
Este viernes, además, fue además día de mercadillo semanal en Cantalpino aunque la asistencia fue mínima con apenas cuatro vendedores, todos ellos de alimentación. “Es curioso pero el resto de puestos que vienen y venden ropa, complementos y juguetes, hoy no han aparecido, no sabemos si también por miedo”, señalaban los cantalpineses.
Algunos bares de la plaza también recibían, de nuevo, a sus clientes reforzando todas las medidas de seguridad y desinfección en el interior y en las terrazas del exterior.
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