Fuentes de Oñoro
Domingo, 7 de julio 2024, 17:09
La pandemia y la apertura de la autovía que evita pasar por Fuentes de Oñoro habían azotado en los últimos años la afluencia de turistas en el paso fronterizo de La Raya salmantina; un efecto que con el tiempo se ha ido suavizando. «Fue al principio, el primer año; ahora todo funciona con normalidad», indica Sonia Lorenzo, empleada de un establecimiento. Este fin de semana de operación salida llegaba ayer, además, coincidiendo con el día de mercadillo en Vilar Formoso, un evento que atrae a muchos vecinos salmantinos, y en especial de la zona de Ciudad Rodrigo, por su gran extensión, por lo que el movimiento fue notable.
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Precisamente y por eso, y por ser comienzos de verano, resulta difícil para los negocios determinar si este verano será como otros, al menos por ahora. «A mediados de mes es cuando se nota más, hasta finales de agosto», comenta Daniel Martiño, por lo que la principal ola de viajeros está por venir. «Quien conoce Fuentes de Oñoro para, pero quien no, se ahorran pasar por aquí», añade también. Por suerte, muchos aseguran que el groso de su clientela es fija, y los hábitos no han cambiado.
Otros, como Javier Domínguez, hostelero de la localidad, sugiere que hay otros factores que últimamente han influido en el paso de viajeros y clientes: «La situación económica se nota mucho; la gente no viaja tanto ni consume tanto. «Prefieren comprar en un supermercado y comerlo fuera», señala. «El consumo general ha bajado», matiza. Sin embargo, si ha notado un cambio sustancial. «Desde que acabó la pandemia, es ahora, en 2024, cuando por fin se nota el regreso de las excursiones», viajes organizados en autobuses que repercuten muy positivamente en la economía oñorense. «En mi caso, la hostelería remonta con el cambio de hora».
Las estaciones de servicio de Fuentes de Oñoro nunca lucen vacías en esta época, y en general, en ninguna otra época del año. La apertura de la autovía tampoco les supuso un problema, al contrario que a negocios de otra naturaleza. «Siempre vienen aquí, y siempre han seguido viniendo», cuentan los empleados de las gasolineras, que no bajan el ritmo de trabajo ni un instante.
Las matrículas extranjeras son, como siempre, muy frecuentes entre la clientela, y es que cabe recordar que los vecinos lusos prefieren repostar y adquirir bombonas de gas butano en el lado español de la frontera. «La gente está ya muy acostumbrada a parar aquí», aseguran los empleados que diariamente cambian del portugués al español durante el trato con los clientes.
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Por el contrario, los salmantinos se desplazaban ayer a Vilar Formoso, haciendo predominar su idioma en las calles frente al portugués, todo debido al famoso mercadillo de la localidad lusa, que se celebra a lo largo de una interminable y concurrida calle, y que incluye una zona de restauración, por lo que es un plan muy recurrente entre salmantinos —y sobre todo mirobrigenses— para pasar el día.
Franceses, suizos y alemanes cruzan la frontera estos días, ávidos viajeros que hacen gala de un mayor poder adquisitivo que el español y el portugués, por lo que son quienes más pueblan estos días los destinos vacacionales. Este perfil vuelve a mover la economía en la frontera, además de otros sectores. «Han crecido los grupos, pero hay que tener en cuenta que un español no puede gastarse tres mil euros en un hotel en Canarias», señala el hostelero Javier Domínguez.
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