La fiesta del Niño Jesús de Praga en Alba repartirá 400 bollos y naranjas entre los más pequeños

Hace ocho años que la villa ducal recuperó, tras medio siglo inactiva, la cofradía del Niño Jesús de Praga, una agrupación religiosa que dejó de funcionar en 1969 y cuya recuperación se produjo en 2018 por parte de los Padres Carmelitas al retomarse tanto la procesión con la imagen titular, como el posterior y convite a dulces y naranjas para los más pequeños.

El domingo se celebrarán estas dos vistosas citas, con la eucaristía a la una de la tarde, seguida del desfile religioso y la entrega de los dos obsequios gastronómicos para los cientos de niños que acuden a la cita y que cada año son más numerosos. La previsión es repartir cerca de cuatrocientos detalles entre los asistentes.

Además, cabe recordar, que en el impulso a la recuperación de las tradiciones por parte de la cofradía, este año se estrenará la restauración de un altar de madera tallada y policromada datado en el siglo XVIII, puesto que se calcula que fue terminado hacia 1710. La pieza ha sido restaurada por los talleres de Arte Martínez de Guadalajara y permanecerá en Alba de Tormes en la capilla de San José de la Basílica del sepulcro de Santa Teresa de Jesús.

La cofradía del Niño Jesús de Praga, tal como señala el prior de los Carmelitas, Miguel Ángel González: «Fue constituida canónicamente el 26 de diciembre de 1909 y restaurada en 2017. Los Carmelitas Descalzos constatamos que la devoción al Niño Jesús no se ha perdido, pues son muchas las personas que se acercan a rezar ante su imagen en nuestra iglesia actual, y les explican el porqué de ella a sus hijos o nietos. Es más, muchos turistas que visitan nuestra iglesia ven con agrado la presencia de la efigie del Niño Jesús porque, seguramente, es la devoción carmelitana más internacional que exista, junto a la de la Virgen del Carmen».

En Alba de Tormes se sabe, gracias a la documentación del archivo conventual, que fueron los frailes restauradores en 1877 los que aportaron la devoción al Niño Jesús de Praga, seguramente ya desde el momento inicial, aunque en aquellos primeros años todavía sin la oficialidad y el apoyo institucional de una cofradía del mismo nombre.

Hoy en día una de las tradiciones que se ha recuperado es el reparto a los niños de un bollo y una naranja, algo que ya se hacía en las primeras décadas del siglo pasado. «En las primeras páginas de los libros de actas y gastos aparece la costumbre de hacer rifas y regalos de juguetes a los niños que asistían a los actos, hasta la rifa de un cordero (1934), un capítulo de gastos considerable para aquellos tiempos; y recorriendo sus páginas uno se encuentra con el detalle de la insistencia de que se procure en la adquisición juguetes educativos y otros instrumentos útiles para los niños», apuntan las memorias escritas de la cofradía.

Por vez primera se encuentra la tradición del regalo de la naranja y el bollo del Niño Jesús atestiguada por escrito en 1939, pero seguro que la cosa viene de atrás. Esto sucedía en la jornada de la Epifanía (6 de enero), es decir, el mismo día de los Reyes. Y era el detalle que llenaba de ilusión a todos los asistentes.

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