El éxito de un bar de un pueblo de apenas 80 vecinos

«Un bar es el único sitio donde la gente puede socializar, echar la partida y pasar unos buenos ratos», considera Carlos Hernández García, alcalde de Salmoral, a la vez que muestra su satisfacción porque en su pueblo sigue habiendo bar gracias a que una familia alquiló el del Ayuntamiento.

«Hasta ahora el bar se solía alquilar solo los veranos porque había otro bar de un particular, pero ahora ese otro bar ha cerrado», cuenta el regidor. Por eso, los nuevos inquilinos, que en principio probaron a alquilar este bar de julio a agosto, en septiembre formalizaron un contrato para todo un año.

En esta localidad suelen pasar el invierno alrededor de 80 personas, una población que se multiplica por 20 en verano. «Aquí en verano somos 1.600 personas», calcula el alcalde. «Si no hubiera bar la fiesta sería un desastre», opina.

El bar de Salmoral cuenta con alrededor de 90 metros cuadrados de local. «Tiene unos ventanales que dan a los soportales de la plaza, no tiene límite de terraza, sin que estorbe para bailar la gente», describe.

En la parte de atrás hay un espacio «enorme», es lo que llaman «el corral concejo», un patio de 450 metros cuadrados y cuenta con escenario, baños y unas tenadas a los lados. Un espacio privilegiado en el que han actuado grupos como Mayalde.

Una de las muestras del éxito de este bar se podrá ver esta Nochevieja para la que más de 30 personas ya han reservado mesa para pasar la velada y disfrutar del cotillón, entre los comensales se encontrará el propio alcalde. «Nos vamos a juntar varias parejas y amigos que están solteros, estamos muy contentos», subraya el regidor.

El bar municipal de Salmoral lleva construido alrededor de diez años y en esta localidad se ha convertido en un espacio esencial.

El alcalde dice que les animó a que también trajeran pan por encargo. «Hacen pizzas, tortillas y otras cosas para meriendas», cuenta el regidor de Salmoral. «Incluso se podía hacer hasta un pequeño comercio porque en el pueblo teníamos siete y ahora no hay ninguno», continúa explicando el regidor.

En su opinión, «es un lujo y es imprescindible porque en primer lugar aquí se reforman muchísimo las casas y a diario al menos hay tres empresas de construcción haciendo trabajos, a veces incluso cinco o seis», añade.

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