El espectáculo que se esconde en la Sierra de Francia y que nada tiene que envidiar a sus vecinos de Cáceres

La llegada de la primavera es sinónimo de buen tiempo y también del esplendor del campo, ya que árboles y flores aprovechan la llegada del cálido tiempo para dar rienda suelta a su belleza y deleitarnos con el espectáculo de la floración en sus diversas formas, desde las más minúsculas a ras de suelo hasta la magnificencia de los cerezos, e incluso, de algún tardío almendro remolón que en estos próximas días aguarda su momento de esplendor. Toda esta amalgama de colores la podemos encontrar sin salir de la provincia charra.

Aunque tradicionalmente, mencionar la floración de los cerezos nos traslada al norte de Cáceres, al Valle del Jerte, diversos municipios de la Sierra de Francia no tienen nada que envidiar a sus vecinos del sur. Sotoserrano, por ejemplo, ofrece al visitante campos de este árbol cerca del núcleo urbano y en el corazón de la ruta de los «Tres ríos»: un mágico un paseo junto a los ríos Alagón, Cuerpo de Hombre y Francia, salpicado por olivos y cerezos. Madroñal y Cepeda son otras dos localidades donde el blanco de esta flor tan primaveral acogerá a quienes los visiten en estos días.

Pinedas, ubicada en un alto que mira a los valles del Alagón y del Sangusín, cuenta en su entorno con una notable cantidad de campos de cerezos e incluso de melocotoneros, propiciando un entorno singular. Monsagro no se queda atrás, y regala un remanso de paz y disfrute para los sentidos con la floración de este frutal. Por si no fuera suficiente, las Arribes del Duero, en municipios como La Fregeneda, esconden en su entorno algunos almendros cuya tardía floración todavía se está a tiempo de contemplar.