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Jueves, 26 de noviembre 2020, 18:49
Jesús González tiene a su madre, de 86 años, en la residencia de mayores de Cantalpino y vive estos días con la lógica preocupación que se nota, además, a pie de calle en el propio pueblo. “Mi madre lleva ya cinco años en la residencia, tiene Alzheimer en estado muy avanzado y, además, ha dado positivo en la prueba del COVID así que no sabemos cómo evolucionará”, reconoce.
Jesús preside, además, la Junta Agropecuaria de la localidad y su vida diaria prácticamente la hace en el campo pero vive pendiente del teléfono y de los mensajes y llamadas que puedan llegar sobre su madre.
“La verdad es que sobre eso no podemos tener queja, nos informan diariamente de cómo va todo, de cómo están, tanto a mí como a mis hermanos y nos han pedido incluso disculpas por lo que está pasando porque realmente no saben cómo ha podido originarse el brote cuando han venido extremando las precauciones desde que empezó todo esto”, añade. A pesar de que el Alzheimer ha borrado a su madre todos los recuerdos y ya ni siquiera reconoce a su familia, Jesús afirma que “es muy duro no poder verla. En agosto que fue su cumpleaños me acerqué y la vi ya desde fuera y es una pena todo esto que está pasando”. El pasado domingo una de sus hermanas, que también vive en el pueblo, fue a la residencia y ya le comentaron que había un par de personas con algún síntoma y al día siguiente ya se confirmaron los primeros casos.
“Desde marzo que surgió el problema apenas he ido a la residencia porque me daba miedo y todas las precauciones son pocas frente a este bicho”, añade.
Jesús asegura, además, que “el deterioro que ha provocado en mi madre el Alzheimer es muy grave y realmente estar en ese estado no es vida, no es como si estuviera aún activa, que nos conociera, que hablar con nosotros y tiene ya 86 años”.
La residencia se encuentra ya precintada para evitar que entre nadie del exterior, salvo el personal, y se han colocado varios letreros en el exterior informando precisamente de la citada prohibición. El teléfono es ahora el principal medio de comunicación entre la residencia y los familiares para comunicarles cualquier novedad o el seguimiento diario del brote.
“Esperamos todos que se quede en un gran susto, que puedan salir todos adelante y no tengamos que lamentar ninguna víctima por el virus porque la mayor parte de los residentes son, además, gente del pueblo que conocemos todos o de pueblos de alrededor y da mucha pena”, comenta González.
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