El SOS de las monjas de clausura de Ciudad Rodrigo

La Navidad es tiempo de felicidad, de gran ambiente por las calles de los pueblos y ciudades, pero también es un tiempo en el que llamar a la solidaridad de todos para ayudar a aquellos que no lo están pasando tan bien. Esto es lo que mueve cada año a la parroquia de San Andrés de Ciudad Rodrigo a impulsar una campaña solidaria que en esta ocasión tiene como destinataria a la congregación de las Madres Carmelitas del convento de clausura mirobrigense.

“La anterior campaña recogimos fundamentalmente dinero para enviarlo a los damnificados por el volcán de La Palma, pero este año ante la subida de los precios de los suministros en general, decidimos que la ayuda tenía que quedar más cerca y por eso los hacemos para las Madres Carmelitas”, explica el párroco de San Andrés y capellán del convento de clausura, Tomás Muñoz.

Con este objetivo, la parroquia ha lanzado un llamamiento a que se entreguen en las dependencias de la iglesia todo tipo de productos no perecederos, desde alimentación hasta limpieza e higiene personal, “porque sabemos que entregar algo útil, al igual que ocurre con los regalos, es más satisfactorio que el simple dinero”, afirma Tomás Muñoz.

El párroco está acompañado y ayudado para esta colecta solidaria por un nutrido grupo de voluntarios, que colaboran en otras muchas actividades que a lo largo del año realizan en esta activa parroquia de Ciudad Rodrigo, que ya están recibiendo estos días los frutos de la solidaridad vecinal, en una campaña que se prolongará hasta después de la festividad de Reyes Magos.

“La parroquia está abierta para la entrega de productos todos los días antes y después de la misa de las siete de la tarde y, además, los domingos se pondrá un pequeño puesto en el que ofrecer a la venta los dulces que elaboran las hermanas y así colaborar un poquito más con ellas”, señala Tomás Muñoz.

Mientras, tras los muros del convento de la Sagrada Familia de las Carmelitas Descalzas de Ciudad Rodrigo, las hermanas reciben “con muchísimo agradecimiento” este gesto solidario que “nos ayuda a paliar los grandes gastos que se deben hacer frente en el día a día”, afirma la superiora, la madre priora, María Electa de Cristo Rey, que asegura: “No queremos que nadie se asuste ni piense que lo estamos pasando especialmente mal, solo tenemos ahora las mismas necesidades que muchos hogares, que deben hacer frente a los costes enormes de las cosas”.

En este sentido, la madre priora explica: “Afortunadamente somos una congregación en la que la mayoría de las hermanas somos todavía jóvenes, pero esto también supone que solo dos de nosotras recibimos una pensión, por lo que el resto de los ingresos los tenemos que buscar realizando trabajos de costura o con la venta de los dulces que elaboramos en el convento”.

Frente a los escasos ingresos, la congregación de las Carmelitas Descalzas de Ciudad Rodrigo tiene que afrontar “las importantes necesidades que tiene un convento tan grande como este”, señala María Electa, “no solo en cuanto a la calefacción o la electricidad sino también a la conservación del edificio”. Un inmueble histórico que adolece “de muchos problemas de goteras en su tejado, que como podrán comprender tiene muchísima superficie y que necesita de una reparación urgente”, señala la priora, que al mismo tiempo agradece “el esfuerzo que ha realizado este mismo año el Obispado de Ciudad Rodrigo para arreglar la capilla interna del convento, lo que denominamos el coro, que tenía todavía la cubierta de chamizo y no se podía usar por las goteras”.

Una congregación que agradece la solidaridad y “la magnífica labor que está desarrollando el párroco Tomás Muñoz en su iglesia y también hacia nuestra comunidad de la que es capellán y confesor”, explica la madre priora, que finaliza: “Sabemos cuál es nuestra labor, rezar por todos nosotros y eso es lo más importante”.

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