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Pocas veces una asociación cultural con tan pocos miembros aglutinó a tanta gente. Todo un pueblo se une a las iniciativas proactivas de la asociación El Chorlito, en el seno de Villar de Ciervo. Marina Valdés Pinto dio a luz a esta asociación en 2011 ... con tres miembros, los indispensables para poder constituirla, pero sus logros desde entonces, siendo los mismos implicados, son colosales.
Mercadillos solidarios, exposiciones, un centro cultural con 800 libros donados, talleres de manualidades, juegos, y, sobre todo, espíritu de equipo. El Chorlito surgió a raíz de una revista local editada por sus socios y titulada “Nuestro Pueblo”, pero acabó convirtiéndose en un hogar para las familias vecinas, en el que pueden explorar el mundo a través de las páginas de un libro, divertirse con una yincana o crear con sus propias manos.
“La revista es bimestral, cuenta con 300 suscriptores, muchos colaboradores y, a día de hoy, estamos preparando el número 66”, explica Marina Valdés, orgullosa. “La suerte es que tenemos alrededor gente que siempre está dispuesta a ayudarnos en todas las acciones que llevamos a cabo en el pueblo, sin los cuales sería imposible hacer nada. Nunca me cansaré de agradecer tanto apoyo”, añade.
Ya hace unos años que la asociación construyó el local que alberga la ingente cantidad de libros que ponen a disposición de los vecinos, y acoge con regularidad distintas actividades, cuya frecuencia la determina, ni más ni menos, la inquietud de la propia creadora de este colectivo.
Los eventos organizados desde entonces son innumerables: marchas, cursos de patinaje, paseos a caballo, zumba, clases de pintura, escalada, presentaciones de libros, terapia con perros, concursos de dibujo y cuentos, cursos de portugués, y mucho más, sin contar lo que está por venir.
Tal es el hambre de experiencias y enriquecimiento personal que El Chorlito tiende su mano a otras asociaciones para aumentar su familia. “Algunas actividades las realizamos en conjunto con las asociaciones culturales Los Boliches de la Torre, de Aldea del Obispo, y Fuente Nueva, de Puerto Seguro”.
Esta humilde asociación ha llegado a recaudar 4.000 euros para un niño que padecía una de las enfermedades denominadas raras. “Me llamó su tía para ver si podíamos hacer algo, y organizamos un mercadillo solidario”. La pandemia les mantuvo parados hasta este año, en el que “hemos arrancado con fuerza y ganas de seguir dando guerra”, asegura Marina.
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