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El poder terapeútico del ganchillo

Varias mujeres de Peñaranda se reúnen semanalmente para confeccionar adornos navideños para la biblioteca

Miércoles, 30 de noviembre 2022, 10:02

Que el ganchillo iba a ser una herramienta terapéutica y colaborativa quizá no pasaba ni por la imaginación de las personas que enseñaron a tejer a las mujeres que hoy forman parte del taller “Ganchilleras en acción” puesto en marcha a través del Programa VIVE del Ayuntamiento de Peñaranda de Bracamonte.

Desde el martes pasado, y pilotadas por la monitora Susana Moreno, varias mujeres ocupan un espacio de la biblioteca que han bautizado como el “Rincón del Croché”, para hacer del mismo su taller y un lugar de encuentro. Allí se toman una infusión o un café, “lo que se tercie” y, sobre todo, trabajan con ilusión elaborando diferentes adornos que decorarán durante las navidades la biblioteca municipal, pero también otros lugares públicos, como es el árbol del centro social.

Susana Moreno pone en valor el interés de la biblioteca municipal para que se use el espacio por parte de estas mujeres la mañana de cada martes, cuando “quizá hay menos afluencia de lectores”. “Aprovechamos esta isla para darle vida”, considera. La mayor parte de las “ganchilleras” son participantes del programa VIVE, que se dedica a la estimulación cognitiva y el bienestar, según anota la monitora. “Esto también es bienestar, favorecer la atención y mantener la tradición de tejer”.

Las participantes lo tienen muy claro, los beneficios de acudir a esta iniciativa son múltiples. A parte de recuperar estas habilidades y trasmitirlas, el entusiasmo mantiene con vida esta acción.

La integrante Carmen Flores subraya la “participación”. Por su parte, Sonsoles López, pone en valor el aprendizaje adquirido, en su caso, tras muchos a años acudiendo al programa VIVE. “He aprendido mucho de la monitora y las compañeras”, opina. Por su parte, Josefa Hernández detalla que participar en el taller le ha dado la oportunidad de “conocer personas”, ya que ella no es de Peñaranda. Pero profundiza más en otra función terapéutica del ganchillo porque dice que “con las manos paradas tenemos depresión y nos toca ir al psiquiatra; teniendo las manos activas es menos probable”. A este apunte, otra compañera añade: “Además, ejercitamos la memoria”.

Artura Hernández ve en esta actividad una oportunidad de hacer algo de su gusto. Meli Berrocal recuerda con este trabajo a su madre, “una señora que siempre estuvo haciendo aguja de gancho”.

Esta iniciativa puntual de trabajar con el ganchillo para decorar, que también se hizo en verano, no quedará en estos talleres. Se quiere, en un futuro, tratar de transmitir conocimientos a otros públicos quizá más jóvenes con el fin de garantizar una continuidad.

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