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Viernes, 20 de noviembre 2020, 12:07
Un potente refuerzo de hierro sujeta, en varios puntos y desde hace unos días, los cientos de kilos de peso de las ramas más fuertes del espectacular y singular moral de San Pelayo de Guareña. Se trata de un sistema de puntales de hierro que acaba de instalar el Consistorio de la localidad, preocupado por la posible fractura de esas ramas dado el impresionante volumen que ha alcanzado este ejemplar.
El moral de San Pelayo de Guareña está incluido dentro del selecto grupo de las Catedrales Vivas de Salamanca catalogadas por la Fundación Tormes en el noreste de la provincia, en el que se incluyen los árboles más destacados de la zona y datados a partir del siglo XV. Este moral está considerado como el más grande del país por su envergadura y también como uno de los abuelos, si no el más veterano de esta especie en España.
Su longevidad, puesto que tiene varios siglos de vida, no sólo asombra sino que además permite alimentar a una treintena de especies de aves y pequeños mamíferos con los frutos que produce en verano y que también recogen los vecinos. Está situado a escasos metros del templo de la localidad, que data del siglo XII y, según la sabiduría popular, puede estar vinculado con los morales que plantaron los árabes durante su permanencia en la zona antes de la Reconquista.
Las nuevas sujeciones de esta Catedral Viva se han podido colocar gracias a la ayuda de los fondos europeos que el municipio solicitó a través del Grupo de Acción Local Nordeste. Esta inyección económica se enmarca dentro de los denominados proyectos no productivos, que son los que inciden en áreas de mejora social que no estén vinculados con la generación directa de beneficios empresariales.
Nordeste aprobó una ayuda de 10.000 euros para esta mejora de dos destacados elementos etnográficos de la localidad; por un lado, las sujeciones que garantizarán la pervivencia del moral y que no se desgajen sus ramas, y, por otro, la recuperación de un pontón centenario ubicado en las afueras de la localidad, una obra que todavía está pendiente de ejecución.
En el caso del árbol centenario, este es el segundo sistema de protección con el que se ha dotado al moral por parte del Consistorio del municipio, que hace un año y medio ya avisó de que la fortaleza del ejemplar había logrado romper el anillo protector de piedra que desde hace años protegía y sujetaba su gigantesco tronco.
El nuevo sistema que se ha colocado ahora para proteger el árbol incluye puntales de hierro estratégicamente situados y que se han anclado firmemente al suelo, pero que en la zona que soporta el peso de las ramas que tiene forma de cuna, ofrecen un sistema que permite ajustarlos según las necesidades que se detecten y el peso que soporta cada puntal, de manera que no se produzcan perjuicios al árbol.
La perviviencia de este ejemplar, ligado a la vida de muchas generaciones de vecinos de San Pelayo, cuenta también con otros factores como es el hecho de que este año se hayan logrado reproducir varios ejemplares ‘hijos’ del mismo que garantizarán su presencia en la localidad.
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