
Secciones
Destacamos
Sábado, 23 de julio 2022, 21:29
Más allá de las terribles consecuencias que para los pueblos afectados, sus economías y entornos naturales tiene y tendrá el pavoroso incendio de Monsagro, una reliquia histórica centró las miradas y preocupaciones de medios de extinción y habitantes de toda la provincia de Salamanca: el convento del Desierto de San José de Las Batuecas.
Un edificio histórico que en la tarde noche del pasado día 14 estuvo a punto de perderse “con lo que ello suponía tanto como inmueble de alto valor como por la arraigada unión de las gentes de esta tierra con este lugar de oración, descanso y disfrute de la naturaleza”, afirmó el alcalde de La Alberca.
Una noche en la que las llamas, al mismo tiempo que se propagaban con fuerza y sin atisbo de rebajar su velocidad hacia el norte, desde Monsagro, avanzaba sin piedad hacia la entrada al Valle de las Batuecas, lugar que acuna en su seno al monasterio carmelitano.
Unos momentos, unas largas horas, en las que los hercúleos esfuerzos de los medios de extinción, privados al caer el sol de la ayuda del apoyo aéreo, lucharon contra unas llamas que no daban tregua. Tal fue la desesperación de los vecinos que incluso se llegó a creer que la salvación del monasterio de San José sería imposible.
Evacuada la congregación de los monjes Carmelitas Descalzos a La Alberca, los rezos se trasladaron con ellos hasta la parroquia de la Virgen de la Asunción, donde al día siguiente los abnegados y tristes cenobitas recibieron la esperanzadora y alegre noticia de que el primer ataque se había ganado.
Después llegaron las temidas reactivaciones, pero los medios de extinción pudieron con ellas consolidando así el milagro del convento del Desierto de San José de Las Batuecas.
Regreso de los monjes. La proximidad de las llamas y el que parecía imparable avance del fuego, unidos a la intensidad del humo en toda la zona, llevó a la evacuación de los carmelitas descalzos, primero a La Alberca y, posteriormente, a Alba de Tormes, desde donde regresaron en la jornada de ayer, aunque el monasterio aún no está abierto al público.
Fundado en el siglo XVI
El monasterio del Desierto de San José de las Batuecas, un extraordinario lugar de vida contemplativa en el corazón del Parque Natural, fue fundado en 1599 por el padre Tomás de Jesús, Superior Provincial de los Carmelitas Descalzos de Castilla, convirtiéndose en un lugar de acogida para carmelitas de otros conventos que, tras un tiempo de actividad apostólica, necesitaban del remanso de la contemplación.
Con la llegada de la Desamortización de Mendizábal, en 1836, los monjes son expulsados y el monasterio vendido y destruido, colaborando en esta labor el gran incendio ocurrido en 1872, que prácticamente lo dejó en ruinas.
Un siglo más tarde, en 1937, —según recogen los frailes en sus escritos— fue recuperado y restaurado por Santa Maravillas de Jesús, carmelita descalza, quien lo cedió de nuevo a los padres carmelitas en 1950, recuperando así su vida de eremitorio cenobítico que mantiene hasta la actualidad, con una importante rehabilitación, con la inversión de 1,5 millones de euros, al principio de la pasada década.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a CASAMAR. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.