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Jueves, 17 de noviembre 2022, 18:58
La escalada de los precios del suministro de energía que afecta a los hogares, tanto en la electricidad como en el gas, ha hecho que el carbón vegetal, el humilde y tradicional cisco, se convierta en un auténtico salvavidas para muchas familias y cada día que pasa cada vez más.
“La situación es cada vez más complicada y cada vez para más personas que ven cómo con los ingresos que tienen afrontan un difícil otoño y un todavía más complicado invierno”, señala Joaquín Sánchez, de la ONG de las Conferencias de San Vicente Paúl en Ciudad Rodrigo.
Una crisis que hace que “esta nueva temporada hayan aumentado las familias que recurren a las Conferencias para solicitar la pequeña ayuda que supone los dos sacos al mes de cisco que podemos dar, alcanzando en la actualidad el reparto a 13 familias solo en Ciudad Rodrigo”, subraya el voluntario solidario mirobrigense.
Entre estos casos se encuentra Esmeralda Aldehuelo que vive “en una casa que es muy grande para poder calentarla entera, por lo que hay que limitarse a recurrir a las soluciones de siempre y prender cada mañana el brasero de cisco”, afirma.
Las crisis siempre afectan más a aquellos que menos tienen, como en el caso de Esmeralda Aldehuelo que asegura: “Con una discapacidad que me impide trabajar, los ingresos son los que hay y con tan escasa renta hay que cuidar y mucho los gastos para poder mal llegar a final de mes y en esto el brasero de cisco ayuda”.
Los dos sacos que recibe cada mes de las Conferencias de San Vicente Paúl, Esmeralda Aldehuelo los apila cuidadosamente bajo la escalera de un patio interior, “pasando una buena parte a un barril metálico para impedir que se moje y de ahí vamos cogiendo un poco cada día y llenando el brasero”.
Mientras los costes de los suministros no bajen, “la situación no puede ir más que a peor, porque las familias, aquellas que habían sido o habían podido ser más previsoras y que tenían algunos ahorros, se están quedando ya sin ellos y tienen que recurrir a las ayudas ya sean estas de las administraciones o de organizaciones solidarias como la nuestra”, anotan desde las Conferencias.
Como mal menor, el calor que se consigue con el brasero “es mucho más económico, aunque localizado en la camilla donde lo pongas, que poner la calefacción o encender una estufa de gas”, con un coste por saco de aproximadamente 20 kilogramos de carbón vegetal de entre los 7 y los 11 euros.
“Un precio que tal vez habría que subir porque los costes de producción también han subido para nosotros, pero en estos tiempos todos tenemos que poner algo de nuestra parte y ser solidarios, por lo que no lo hemos subido”, afirma Eustaquio Martín, cisquero de Retortillo.
Un recurso que ahora se enfrenta a la problemática que supone la prohibición por ley estatal de la quema de restos “salvo en caso de incendios y plagas”, una legislación que desde la Junta de Castilla y León, al igual que desde otras comunidades se está solicitando al Gobierno central que “la modifique o al menos la flexibilice para permitir estos usos”, aseguraron ayer desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.
La escalada de los precios del suministro de energía que afecta a los hogares, tanto en la electricidad como en el gas, ha hecho que el carbón vegetal, el humilde y tradicional cisco, se convierta en un auténtico salvavidas para muchas familias y cada día que pasa cada vez más.
“La situación es cada vez más complicada y cada vez para más personas que ven cómo con los ingresos que tienen afrontan un difícil otoño y un todavía más complicado invierno”, señala Joaquín Sánchez, de la ONG de las Conferencias de San Vicente Paúl en Ciudad Rodrigo.
Una crisis que hace que “esta nueva temporada hayan aumentado las familias que recurren a las Conferencias para solicitar la pequeña ayuda que supone los dos sacos al mes de cisco que podemos dar, alcanzando en la actualidad el reparto a 13 familias solo en Ciudad Rodrigo”, subraya el voluntario solidario mirobrigense.
Entre estos casos se encuentra Esmeralda Aldehuelo que vive “en una casa que es muy grande para poder calentarla entera, por lo que hay que limitarse a recurrir a las soluciones de siempre y prender cada mañana el brasero de cisco”, afirma.
Las crisis siempre afectan más a aquellos que menos tienen, como en el caso de Esmeralda Aldehuelo que asegura: “Con una discapacidad que me impide trabajar, los ingresos son los que hay y con tan escasa renta hay que cuidar y mucho los gastos para poder mal llegar a final de mes y en esto el brasero de cisco ayuda”.
Los dos sacos que recibe cada mes de las Conferencias de San Vicente Paúl, Esmeralda Aldehuelo los apila cuidadosamente bajo la escalera de un patio interior, “pasando una buena parte a un barril metálico para impedir que se moje y de ahí vamos cogiendo un poco cada día y llenando el brasero”.
Mientras los costes de los suministros no bajen, “la situación no puede ir más que a peor, porque las familias, aquellas que habían sido o habían podido ser más previsoras y que tenían algunos ahorros, se están quedando ya sin ellos y tienen que recurrir a las ayudas ya sean estas de las administraciones o de organizaciones solidarias como la nuestra”, anotan desde las Conferencias.
Como mal menor, el calor que se consigue con el brasero “es mucho más económico, aunque localizado en la camilla donde lo pongas, que poner la calefacción o encender una estufa de gas”, con un coste por saco de aproximadamente 20 kilogramos de carbón vegetal de entre los 7 y los 11 euros.
“Un precio que tal vez habría que subir porque los costes de producción también han subido para nosotros, pero en estos tiempos todos tenemos que poner algo de nuestra parte y ser solidarios, por lo que no lo hemos subido”, afirma Eustaquio Martín, cisquero de Retortillo.
Un recurso que ahora se enfrenta a la problemática que supone la prohibición por ley estatal de la quema de restos “salvo en caso de incendios y plagas”, una legislación que desde la Junta de Castilla y León, al igual que desde otras comunidades se está solicitando al Gobierno central que “la modifique o al menos la flexibilice para permitir estos usos”, aseguraron ayer desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.
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