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El tradicional juego de la calva volvió a Palaciosrubios gracias a un torneo intercomarcal que ha sido un éxito, tanto por la participación como por la acción que pretendían sus promotores. Pablo Hernández y su pareja, Marta Arroyo, vecinos de Palaciosrubios, llevaban tiempo con ganas de hacer cosas en su pueblo, y hace unos días cumplieron con su deseo poniendo en marcha una iniciativa que buscaba y ha logrado “la cohesión social, intergeneracional e intergénero”, en palabras de ambos.
Participaron un total de 13 mujeres y 26 hombres, desde los 19 hasta los 69 años. Pero esta activación fue más allá de este I Campeonato Intercomarcal de Calva de Palaciosrubios, ya que durante la semana previa “los inscritos y muchos otros, entre 20 y 25 personas estuvieron aprendiendo a jugar y competir juntos a la calva”.
Pablo calcula que en esta localidad llevaban sin jugar como 25 años. Una de las bases más importantes es que cuentan con unas pistas muy bien situadas y de gran calidad en el parque del Chiringuito, que es donde llevaron a cabo este campeonato.
Para permitir la participación de mujeres en igualdad de condiciones se habilitó una pista con una distancia más corta para ellas.
Además, los vecinos de Palaciosrubios ayudaron en todo cuanto fue preciso y disfrutaron de ágapes y bebidas para hacer más acogedor este encuentro.
Otro de los alicientes de esta cita fue el encuentro de aficionados a este deporte procedentes de otras localidades. Participaron jugadores de El Campo de Peñaranda, de Peñaranda de Bracamonte, de Nava, de Cantalapiedra y de Palaciosrubios.
Pablo Hernández recuerda que en Palaciosrubios había costumbre de jugar a la calva en Semana Santa. Quiere despertar del letargo este antiguo juego. “Queremos recuperar el patrimonio intangible de la zona”, declara. “Si con esto conseguimos la cohesión social es un gran logro”, destaca.
Los participantes jugaron por equipos de tres y participaron en varias eliminatorias hasta llegar a la final. Realizaron una primera ronda a 20 tiradas, semifinales a 20 y una final a 10. Finalmente los ganadores resultaron el equipo de Peñaranda, los segundos el ‘Equipo A’ y ‘Las chicas de oro’ ocuparon el tercer puesto del podio.
Para acompañar elaboraron limonada al estilo tradicional, algo que dicen “es muy de Semana Santa” en esta zona.
La iniciativa pareció comenzar con fuerza y los organizadores se sienten animados a seguir dando vida a otra nueva edición de este campeonato.
Este juego tradicional tenía muchos seguidores en toda la zona de Peñaranda de Bracamonte. El nombre de calva se refiere al mismo juego y al elemento situado al final de la pista, que deben golpear los participantes lanzando lo que en estos pueblos denominan morrillo. Ahora este es metálico, pero antiguamente se utilizaban piedras más o menos rectangulares y redondeadas. “Los que más veces den en la calva sin tocar el suelo obtienen mejor puntuación”, explican.
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