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Hasta nueve metros de largo alcanza el maravilloso mundo a escala con más de 150 figuras que Enrique García y Marigel Moro recrean cada Navidad en su propiedad. El anexo a su casa que en estas fechas alberga la muestra se convierte en un trasiego de vecinos y amigos de otros municipios que acuden a Fuenteguinaldo para descubrir un nacimiento que cambia cada año.
En esta ocasión el matrimonio se ha centrado en los escenarios del pueblo. “El espíritu de este Belén es el pueblo, queremos que la gente vea que es Fuenteguinaldo”, asegura Marigel, que atesora en su casa preciosos dioramas y más de quinientos misterios. “A los dos nos encanta desde siempre; le regalo belenes desde hace años, y lo montamos cada año”, indica.
Sin horarios, las puertas de este espacio se encuentran abiertas al público siempre que ellos están en su vivienda. “Pueden entrar por su cuenta”. Lo más ilusionante, recalca Marigel, es que los vecinos reconocen cada rincón. Plazas y edificios se hallan fielmente reproducidos. Entre ellos, una tienda que antaño era de su madre, una imagen congelada exactamente igual que a día de hoy, con su cartel de helados, simpático detalle que arranca una sonrisa entre los vecinos que exploran las escenas. Huertos, agricultores, ganaderos, herbolarios, carpinteros, cesteras... cada centímetro es rico en detalles e invita a asomarse con cautela a las puertas y a acercarse lo máximo posible.
Hasta la hermana de Marigel se encuentra representada, junto a un edificio, con una escoba en la mano, un guiño a una de sus costumbres: “Siempre saco la escoba para llamar al toro en los encierros, como ahí”, comenta la misma con sorna. Yeso, poliestireno, tejas de barro, hierbas silvestres, arena, cantos rodados... todo toma forma en el paisaje, que ya difícilmente puede crecer más por motivos de espacio.
“Lo hacemos para nosotros y el pueblo; esto une mucho, es importante compartir aficiones, aunque también se genera tensión; no tenemos pretensiones más allá, ni participamos en concursos. Lo importante es lo que hay detrás del Belén”, matiza Marigel. Ambos viven en Salamanca, y montan el nacimiento en cuatro frenéticos fines de semana.
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