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Miércoles, 5 de mayo 2021, 23:51
Luis González Monsalvo, el alguacil de Cantaracillo, recorre el pueblo semanalmente para repartir entre los vecinos los avisos de la vacunación frente a la covid-19. “Cuando el consultorio médico tiene ya confirmados los grupos de edad que se vacunan en el pabellón de Peñaranda se hace un listado con arreglo al censo de población, lo imprimen en el Ayuntamiento, y voy casa por casa para darles un papel con el día y la hora que le corresponde a cada uno, y así se aclaran mejor y no se les olvida”, comenta el alguacil cantaracillense.
Los vecinos, sobre todo los más mayores de esta localidad con apenas 190 habitantes, reciben con gratitud la visita del empleado municipal que les ofrece, además, la posibilidad de facilitarles el transporte hasta la cabecera de comarca. “La mayoría tienen coche y van por su cuenta pero otros sí lo han pedido porque el Ayuntamiento paga un taxi para llevarles a Peñaranda y traerles de nuevo una vez vacunados si no tienen medios para desplazarse”, añade.
Luis González Monsalvo reconoce que, además de su propia responsabilidad en las labores de alguacil que lleva desempeñando desde el 2017, “me gusta ayudar a la gente del pueblo en lo que pueda y en lo que necesiten y así lo hago”, afirma.
La pandemia de la covid-19 supone trabajo añadido en su día a día porque Luis se encarga, además, de estar en el consultorio médico los martes y jueves. “Estoy atento para que las personas que vienen al consultorio guarden las medidas de prevención y no haya aglomeraciones porque es un espacio pequeño”, explica. Al acabar la consulta en ambas jornadas, Luis echa mano de guantes y productos de limpieza para desinfectar aseos y salas del consultorio médico y dejarlo listo para el próximo día.
“Otros dos días por semana los alumnos del colegio hacen gimnasia en el local de los jubilados y también me encargo de limpiarlo y desinfectarlo para que no haya riesgo covid”, señala Luis González.
El alguacil reconoce que “entre unas cosas y otras se pasan las mañanas volando” y vuelve a casa con la mejor de las recompensas, la satisfacción del deber cumplido. Los propios vecinos reconocen que tienen mucha suerte de contar con Luis para todas estas cosas y que él también es uno de los héroes anónimos que plantan cara a la covid por su deseo de estar al lado de los que le necesitan.
Luis destaca la colaboración de las mujeres del pueblo junto a varias de Peñaranda que confeccionaron más de 10.000 mascarillas en los peores meses de la pandemia para repartirlas entre diversos colectivos como Bomberos y sanitarios y también entre los propios vecinos del municipio.
La nevada “Filomena” del pasado mes de enero fue otro de los retos a los que se enfrentó el alguacil de Cantaracillo para atender, sobre todo, a los mayores del pueblo en necesidades básicas como alimentación y medicinas. “Según estaba todo de nieve, ellos no podían salir ni a comprar ni a la farmacia y me llamaban para que les llevara el pan, los medicamentos o lo que me necesitaran en ese momento”, recuerda.
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