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Arriba, Juana, Francisca, Leandro, Victoria y Laura, en la Plaza Mayor de Monsagro recuerdan lo vivido hace dos años D. Sánchez
El devastador incendio de Monsagro, dos años después: «El alcalde de Ciudad Rodrigo dormía con nosotros y nos traía churros»

El devastador incendio de Monsagro, dos años después: «El alcalde de Ciudad Rodrigo dormía con nosotros y nos traía churros»

Los vecinos recuerdan el miedo que sintieron aquella mañana del 12 de junio de 2022

D. Sánchez

Domingo, 14 de julio 2024, 18:37

La emoción y los sentimientos de esos días rebrotan entre los vecinos de Monsagro cuando hablan de aquella mañana del 12 de julio de 2022, hace poco más de dos años. Laura, Juana, Francisca, Leandro y Victoria no podían imaginar al levantarse ese día que tendrían que dejar todo ante la cercanía del incendio. «Una sensación horrible y llorando antes de que nos evacuaran», recuerda Laura, «porque se quemaba un paraíso natural». Una salida precipitada y sin tiempo para coger nada de sus hogares como explica Juana. «Estaba en la iglesia y vino una vecina gritando que nos iban a evacuar y fui para casa a hacer la maleta».

«Salimos corriendo con lo puesto», matiza Victoria, «luego allí en Ciudad Rodrigo ya nos dieron ropa». Aunque la cercanía del humo ya presagiaba un mal augurio: «Estaba en la cocina desayunando y estaba muy oscuro, apenas había luz», señala Laura. «Pasamos miedo, mucho miedo», apostillan Francisca y Juana casi al unísono.

Desplazados inicialmente al pabellón Eladio Jiménez de Miróbriga, finalmente la residencia de Los Sitio se convirtió en su hogar temporal. «Se portaron muy bien con nosotros, tuvimos música de la rondalla, nos asaban patatas o llevaban churros» dice Victoria. Uno de esos mirobrigenses que se volcó con ellos fue precisamente el alcalde Marcos Iglesias.

«Tanto él como sus concejales y la Corporación de Monsagro, estuvieron pendientes de nosotros. El alcalde de Ciudad Rodrigo dormía con nosotros y nos traía los churros y chocolate», comenta con una sonrisa nostálgica Laura.

Estos vecinos no olvidan tampoco las aportaciones de la Diócesis civitatense o la labor de los psicólogos de la Junta de Castilla y León y Cruz Roja. Un espacio seguro, pero siempre con la mente en el regreso. «Estabas pendiente del teléfono», explica Juana que pasó esos días con familiares en el Sahúgo. «Nos decíamos quizás mañana, solo es un día más, había que tener paciencia», relatan estos monsagreños, que ocho días después, regresaron a su pueblo y a sus casas.

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