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Sábado, 4 de marzo 2023, 17:44
“Pertenecer a un grupo de montaña me ayuda a empatizar con la gente, a desconectar del trabajo y conocer muchos sitios”. Así resume María José Gradillas, de Béjar, la experiencia que extrae de formar parte de un grupo de aficionados al montañismo y al senderismo en el que tienen la posibilidad de realizar rutas semanales para conocer sitios, convivir y disfrutar en compañía. En su caso, encuentra esa experiencia social en el Grupo Bejarano de Montaña como uno de los clubes existentes en la provincia de Salamanca para disfrutar de rutas y marchas.
La inscripción en un club deportivo para actividades al aire libre supone una alternativa a los planes urbanos porque anima a salir de la ciudad para viajar y conocer rincones y lugares en plena naturaleza. Ayuda a tener un mayor conocimiento del entorno, pero, sobre todo, aporta una práctica deportiva que mejora la calidad de vida y el bienestar.
“Gracias al Grupo Bejarano de Montaña he conocido lugares que ni podía imaginar que existieran”, explica María José Gradillas, quien se incorporó a esa entidad deportiva cuando dejó de practicar el esquí hace 23 años. Es una de las veteranas de ese club y no hay ruta que se le resista. Seguirá practicando el montañismo “mientras mi cuerpo aguante” porque aún tiene fuerzas y ganas para seguir coronando cimas y conociendo sitios de gran belleza en viajes de corta y larga distancia.
No es necesario salir de la provincia de Salamanca para conocer espectaculares entornos naturales ya que es una de las zonas más ricas en cuanto a parajes de gran valor ecológico y natural con las Sierras de Béjar y Candelarioy Francia como cimas. Ofrece innumerables experiencias al aire libre para compartir en grupo con ejemplos como la cuerda de la Sierra de Béjar con las Lagunas del Trampal y Hoya Moros junto con la belleza natural de las Arribes del Duero, la tradición y cultura de la Sierra de Francia con sus rutas por bosques de castaños o el Pozo de los Humos como referente de las cascadas de agua en Salamanca, entre otras posibilidades.
Varios son los factores por los que la práctica del senderismo vive un buen momento. El primero es el privilegiado patrimonio natural del que disfruta la provincia de Salamanca, que sirve de escenario idóneo para disfrutar de un paseo tranquilo, de una ruta de montaña o de una marcha con raquetas de nieve en la Sierra de Béjar aprovechando sus cumbres nevadas.
Además, la pandemia del coronavirus y las restricciones de movilidad impuestas supusieron un antes y un después en la inercia de vida para los salmantinos en general y los amantes de los deportes al aire libre en particular. Tras el confinamiento, aprendieron a apreciar más el valor de la libertad para salir de casa, visitar, conocer, caminar, respirar y convivir. Muchos senderistas reforzaron esa afición pero otros muchos se introdujeron en una práctica para todas las edades y en la que se disfruta de escapadas al aire libre después de vivir la dura experiencia del confinamiento.
También ha calado en la sociedad la necesidad de practicar algún deporte, sobre todo en plena naturaleza, para minimizar los efectos que el estrés diario a causa del trabajo y una vida sedentaria sin una dieta equilibrada tienen en la salud.
Otro motivo es que, gracias al empeño de las administraciones, la provincia disfruta de nuevos recursos turísticos al aire libre como el Camino de Hierro como ruta de senderismo aprovechando la antigua línea del tren que une la estación de La Fregeneda con el muelle de Vega Terrón o el Camino Natural de Béjar a Baños de Montemayor y entre Alba de Tormes y Carbajosa de la Sagrada al que se incorporará el tramo entre Navalmoral de Béjar y la villa ducal. No sería posible sin una fuerte esfuerzo económico que facilite la puesta en servicio de trazados aptos para el senderismo aprovechando su entorno natural o lo que es lo mismo la conservación del patrimonio natural con el aprovechamiento turístico como motivación.
A mayores, y en último lugar, otro de los motivos es la proliferación de cadenas comerciales y tiendas especializadas en la venta de material deportivo con precios asequibles que han ayudado a que crezca cada año el número de deportistas de cualquier disciplina aunque con especial atención a las modalidades al aire libre. Ofrecen en un mismo espacio de venta una amplia gama de prendas térmicas, botas de montaña, bastones y cazadoras con materiales técnicos con oferta para todos los niveles desde la práctica puntual de deporte hasta los deportistas profesionales. Es muy importante saber qué material se precisa a la hora de realizar una ruta ya sea de alta montaña o de senderismo. En cualquier caso, es imprescindible una mochila con comida y bebida, prendas de abrigo y muda de repuesto, un pequeño botiquín, protección solar, bastones y gafas de sol.
Por todo ello, cada vez son más los aficionados a los deportes al aire libre que encuentran en clubes y grupos el marco social y deportivo idóneo para fomentar esa convivencia y compartir experiencias a través del turismo activo. Otro ejemplo es el de Loli Blanco, también de Béjar. En su caso, se incorporó al Grupo Bejarano de Montaña porque “me gustaba hacer rutas de montaña pero no quería ir sola”. Reconoce que le daba miedo incorporarse al club porque “ellos llevan otro ritmo” y al principio “me costó” pero “poco a poco me fui enganchando hasta el punto de que participo en todo lo que puedo excepto en las rutas de alta montaña”. Loli Blanco asegura que pertenecer a un grupo de montañeros le aporta “salir de casa, ver lugares y saber qué es el montañismo y el senderismo” porque “disfruto mucho en el campo y es una experiencia muy bonita”, concluye.
Existen aproximadamente una treintena de entidades deportivas en la provincia de Salamanca encargadas de promocionar el senderismo, el montañismo, las carreras de montaña y otros deportes de invierno con sedes en lugares como Béjar, Candelario, Ciudad Rodrigo, Peñaranda de Bracamonte, Carbajosa de la Sagrada, Endrinal de la Sierra, Lumbrales, Aldeadávila de la Ribera y, como no, Salamanca capital. Sus miembros pueden estar o no federados, aspecto que dependerá del nivel físico y su interés por realizar rutas de mayor dureza. Aún así, los clubes y grupos de montaña son entidades deportivas que permiten la socialización, la convivencia, el intercambio de experiencias y el conocimiento de sitios y lugares únicos. Además, agrupan a aficionados pertenecientes a los territorios de su demarcación pero, además, aglutina a otros de lugares como Madrid, Ávila, Zamora y Extremadura.
Uno de los clubes más antiguos es del Grupo Universitario de Montaña, crado en 1953, según recoge Antonio Rodríguez de Aldecoa en su tesis centrada en la historia del servicio de educación física y deportes de la Universidad de Salamanca y su influencia en el desarrollo del deporte local y universitario entre los años 1945 y 2012. Posterior sería la creación del Grupo Bejarano de Montaña, que nació en octubre del año 1968 promovido por los montañeros Pepe Rodríguez y Lorenzo Bonnail. Llegó para dar respuesta a la creciente afición por la práctica del esquí y promocionar los deportes de invierno en la Sierra de Béjar y, de hecho, muchos de sus asociados crearon la Comisión Pro Accesos a La Covatilla para construir con pico y pala en tan solo seis meses los nueve kilómetros de la actual carretera de acceso a la estación de esquí bejarana a partir del año 1977. Treinta y tres años después ese grupo se escindió en dos por discrepancias entre algunos de sus integrantes y, de la separación, nació el club de montaña “Sierra de Béjar” en 2001. Entre medias, nació el grupo candelariense de montaña en 1982.
En la actualidad, el Grupo Bejarano de Montaña suma 182 integrantes con 34 altas desde principios de año, lo que supone que en este 2023 batirá récord de socios. Por su parte, el “Sierra de Béjar” alcanza la cifra de 315 asociados con 6 altas en la última semana, según detalla su presidente Javier Yuste. Más pequeño es, por ejemplo, el club Salandar de Peñaranda de Bracamonte. Dirigido por Alberto Sánchez, suma 50 socios y nació en 1997 para dar una alternativa de ocio a las familias con niños en esa zona de la provincia.
Sin embargo, el papel de los clubes de senderismo y montañeros no se limita a la mera realización de actividades, sino que, además, se preocupan por el entorno natural. Un ejemplo de ello es la conservación de los hitos que los montañeros de la Sierra de Béjar realizan para que esos puntos de orientación no se pierdan. También se aplican en la vigilancia de los recorridos para evitar su deterioro y en limpieza de caminos cerrados por la maleza y en la limpieza de parajes.
Los clubes cuentan entre sus integrantes con montañeros y senderistas o de todo tipo de clases y condiciones sociales unidos por su afición al aire libre. Sin embargo, el problema al que se enfrentan los clubes de montaña es que las altas que reciben son por parte de personas de mediana edad, lo que eleva la media hasta los 55 y 60 años. Esta situación preocupa en sus juntas directivas porque los jóvenes no se involucran en las actividades de esas entidades ni en sus órganos directivos y, por tanto, corren peligro de desaparecer por la falta de relevo generacional. El expresidente y vocal del grupo “Sierra de Béjar”, Juan Carlos Bonnail, explica que la gente joven en general “no cuaja para la alta montaña ya que prefiere las carreras de montaña, la escalada o el bulder” y añade que “no hay relevo ni en Salamanca ni en otras zonas como Ávila o Zamora”.
Por su parte, el presidente del Grupo Bejarano de Montaña, Pedro López, apunta a otra situación como es que los jóvenes se inscriben en los clubes como marco legal para obtener la correspondiente licencia federativa pero, después, optan por “realizar actividades por su cuenta”, explica, en otras modalidades deportivas de moda como las carreras de montaña tanto a pie como en bicicleta. De esas preferencias, nacieron competiciones como la Ruta Vetona Los 100 de Béjar, el Trail Secretos del Duero, el Snowcross de La Covatilla, la carrera Tres Valles en la Sierra de Francia, el desafío BTT Fuenterrico en Fuentes de Béjar o el Ultrail La Covatilla en Béjar, entre otros .
El caso contrario se encuentra en el joven club de esquí de La Covatilla fundado por Michel Castellano y centrado en la práctica del esquí y del patinaje en línea. Nació en el año 2001 con más de 200 socios y supera cada año su palmarés gracias al alto nivel de sus integrantes, muchos de ellos pequeños escolares. Gracias a todos, montañeros, esquiadores y patinadores “Béjar tiene su nombre en el panorama español y europeo”, explica Castellano que seguirá luchando, junto con el resto de clubes, para mantener viva la afición a los deportes en la provincia de Salamanca.
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