Confeti de aromas y color primaveral

Si en un día normal La Alberca hace alarde de su capacidad para cautivar a cualquiera que se deje caer por sus calles empedradas o mire hacia su arquitectura serrana, en el Corpus Christi la turística localidad potencia el patrimonio con los destellos que produce el fulgor del sol de junio sobre los vestidos de Comunión de las albercanas.

El Santísimo recorre el casco histórico bajo palio en una procesión en la que autoridades, pulcras capas, mayordomos, niños y vecinos se dejan llevar por el aroma del tomillo, la primavera y los pétalos de rosas que bañan de color un trayecto en el que la simbología se plasma a través de los números: nueve altares jalonan La Alberca finalizando en el atrio de la iglesia, punto en el que, tras la huella de los pétalos que arrojan quienes han tomado la Primera Comunión, el resto de participantes se conmueve al ofrecer sus respetos a la imagen.

Tres veces han de arrodillarse, retrocediendo a continuación sin apartar la vista del Cristo ni, por supuesto, darle la espalda, como es tradición en los cuidados ofertorios albercanos. Se trata pues de un Corpus cargado de ceremonia, rictus solemne y etérea belleza que atrae a un gran número de visitantes.

La exquisitez de los detalles de los delicados trajes albercanos, así como de la plata bruñida de la custodia, entusiasman al público y emocionan hasta lo más profundo a los naturales del pueblo e hijos del municipio, que no dudan en ornamentar la localidad desde balcones y ventanas, luciendo con orgullo bordados y colchas de gran valor artesanal.

El propio pueblo contribuye con sus tesoros patrimoniales a esta eclosión de solemnidad, tradición y precisión en cada uno de los momentos del acto litúrgico. Este año tres serán quienes vistan de Comunión y protagonicen parte de este lienzo que se dibuja en las calles albercanas durante el Corpus Christi, y junto a los siguientes mayordomos: Benito Marcos -abad-, Jesús Pascual y María Jesús Pascual.

No menos halagos merece el hecho de que La Alberca, limitando el Corpus a su acto original y representativo, respetando con pureza la naturaleza de una fiesta sacra, logra convocar a unas dos mil personas y llenar hoteles y casas rurales de visitantes de diferentes puntos de España.

A partir del mediodía el corazón de La Alberca, partiendo desde la iglesia y finalizando en el atrio de la misma, palpitará e irradiará folclore, autenticidad y belleza tanto en el sentido empírico como en el espiritual, aquel que aunque corre por las venas de los albercanos, fácilmente transmite emociones a los meros observadores.

DOMINGO, 11 DE JUNIO

12 HORAS: Misa seguida de procesión por las calles de La Alberca. Al finalizar, ofertorio en el atrio de la Iglesia. Se colocan nueve altares durante el recorrido, en los distintos barrios del pueblo, en los cuales se imparte la bendición del Santísimo a los nacidos en el último año. Los altares y balcones lucen vestidos para la ocasión con ricos bordados serranos sacados de antiguos baúles. El casco histórico pero especialmente el atrio de la iglesia se convierten en escenarios de belleza potenciada por la ornamentación y otros elementos.

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