Ciudad Rodrigo
Miércoles, 19 de febrero 2025, 06:30
El cirujano Enrique Crespo es, desde hace cerca de 40 años, en un rostro habitual del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo. Por sus manos y las de su equipo, pasan aquellos que sufren algún percance durante los múltiples actos taurinos que se desarrollan esos días en Miróbriga, que se ha convertido en la «mejor escuela de medicina del mundo», señala el doctor, que muestra un amor especial por la localidad.
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Se van a cumplir en este año 40 años desde que por primer vez estuvo en la enfermería de Ciudad Rodrigo ¿Qué balance hace?
—Bueno tan seguidos no son tanto, yo creo que treinta y muchos, pero ya estuve en alguna ocasión en el año 1981... El balances es positivo, estoy muy agradecido a Ciudad Rodrigo. Siempre la gente me ha tratado con cariño, lo bien que se portan con el equipo, el cariño que me tienen. Todo ello culminó con el nombramiento de Hijo Adoptivo que es el mejor recuerdo que tengo de Mirobriga.
¿Qué recuerda de aquella primera vez en el Carnaval del Toro?
—Yo tenía 18 años, acababa de empezar la carrera de medicina y estuve con mi padre y su equipo. Además, todos mis amigos estuvieron allí que eran estudiantes de medicina como yo y tengo unos recuerdos fantásticos, con esa edad, vas al Carnaval y si encina te gusta la medicina como era mi caso, ni te cuento (ríe). Son los mejores momentos, aprendimos mucho y nos lo pasábamos muy bien. Fíjese, ayer mismo estuve hablando con uno de ellos que ahora es jefe de cirugía de un hospital y me dijo: «Se acerca Ciudad Rodrigo, ¿recuerdas que buenos tiempos?» y claro que me acuerdo.
¿Ha cambiado mucho el Carnaval en estos años?
—Sobre todo por la presentación de los toros. En los primeros años, aunque tuvimos que lamentar un fallecimiento de un joven de Lumbrales, si teníamos dos o tres heridos eran muchos. Ahora no le quiero contar lo que podemos tener. Primero, por la masificación como es evidente, y segundo, los toros son mucho más serios que aquellos de antaño y eso provoca que haya más percances, algunos muy graves.
¿Qué hace especial a esta enfermería?
—Sobre todo te enseña a soportar la presión asistencial. En otros sitios, acaba la corrida y finaliza el servicio, aquí están en alerta prácticamente todo el día, más incluso que en Pamplona. Son muchas horas con toros y mucha gente y estar en esa enfermería nos ha servido de escuela y cómo trabajar fuera de un entorno hospitalario, que sirve para incluso el día a día.
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Imagino que la evolución tecnológica y del espacio ayudan a ello.
—Si, en especial la amplitud que se hizo en la última intervención, que es algo básico para una enfermería taurina par atender de manera cómoda y es de agradecer a todas las corporaciones que tienen en cuenta nuestras consideraciones. Lo que ha mejorado mucho son los métodos anestésicos en estos últimos 20 años. En esa época hacer una anestesia general a un hombre corneado con el estomago lleno era muy difícil, ahora se puede hacer, aunque no sean las mejores condiciones.
¿Cuántas personas formarán parte de su equipo?
—El equipo básico seremos unas 12 personas entres enfermeros, cirujanos, anestesistas, aunque se sumarán más durante los días de los festejos. Como decía un cirujano francés que pasó por esa enfermería, Ciudad Rodrigo es la mejor escuela de cirugía taurina del mundo.
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