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Candelario
Domingo, 26 de enero 2025, 12:41
Siente pasión por Candelario. Se llama Enrique Neila Paredero, tiene 47 años y será nombrado choricero de honor el 1 de febrero en un acto en el Ayuntamiento de Candelario. Se trata del homenaje institucional que esa localidad realiza cada año a personas que han destacado por su colaboración e implicación. Y, sin duda, Enrique Neila es una de esas personas.
«No he faltado nunca a esas celebraciones», recuerda, para añadir: «Se me da bien el baile de la botella y otros bailes y, también, sé canciones de Candelario como «La María Antonia» y otras más», afirma orgulloso. Y es gracias a la ayuda de su referente Marisa Macías, concejala socialista en el Ayuntamiento y fiel conservadora de las tradiciones de Candelario. Es habitual ver a Enrique Neila dentro de la procesión de la Virgen de las Candelas a principios de febrero o en la de Santa Ana, a finales de julio, pero también en otras citas como la Boda Típica en pleno mes de agosto. No se pierde tampoco otras citas en Candelario como el Belén Viviente en Navidad, la procesión del Cristo del Refugio en mayo y en la Semana Santa tanto en Candelario como en Béjar, donde es miembro de la Hermandad de Jesús Nazareno bajo el nombramiento de hermano honorífico.
Recuerda su padre, José Miguel, que Enrique Neila comenzó a vestir el traje de choricero en torno a los 20 años por lo que lleva casi tres décadas colaborando con las celebraciones en Candelario. Además, es monaguillo en la iglesia, es creyente y le gusta asistir a misa. En este sentido, asegura: «He visto pasar a muchos párrocos por Candelario, pero yo sigo ayudando en todo lo que puedo». Acude todas las mañanas de lunes a viernes al centro Asprocolor en Béjar y entre sus aficiones, afirma que le gusta practicar deportes y que es aficionado del Barcelona.
«El mejor regalo me llegó a casa porque vi una carta de parte del Ayuntamiento de Candelario en la que me nombraba choricero de honor», explica Enrique Neila para añadir que no está nervioso por recibir ese reconocimiento a pesar de que la publicación de la noticia en las redes sociales del Consistorio provocó una oleada de felicitaciones tanto de su entorno como de bejaranos y vecinos de esa localidad y, también, de Béjar. «Ser elegido para ese nombramiento ha sido una sorpresa», afirma mientras que su padre añade que «en Candelario, le conoce todo el mundo porque está presente en todas las celebraciones». También es conocido por ser una persona que disfruta ayudando a sus convecinos y no pierde oportunidad de hacerlo si alguien recurre a él.
En definitiva, ese nombramiento supone para Enrique Neila y su familia un reconocimiento a todos los años que lleva trabajando y participando con las tradiciones de la localidad. «Seguiré colaborando todos los años que haga falta», afirma mientras cuenta los días para que llegue ese homenaje en el que espera que sus familiares y vecinos de Candelario y Béjar llenen el salón de actos.
UNA FIESTA CON INSCRIPCIONES PARA EL SORTEO DE DOS ROSCONES
El homenaje que recibirá Enrique Neila tiene lugar en Candelario en el marco de las fiestas en honor a la Virgen de la Candelaria, que se celebra el 2 de febrero. Son unas fiestas de invierno con menos público que las celebraciones de verano en honor a Santa Ana. En esta edición, al coincidir el día 2 de febrero en domingo, el Ayuntamiento ha decidido fijar el festivo local en la jornada del 31 de enero para animar la presencia de público como hijos del pueblo ausentes o invitados a la cita religiosa.
Esa celebración tiene como curiosidad que las mayordomas de la Virgen recorran casa por casa para recoger los nombres de los participantes en el sorteo de los roscones de La Candelaria. A razón de 10 céntimos cada participante, todos los nombres son recortados y depositados en un gran cesto para el sorteo.
Se trata de dos bollos maimones de gran tamaño que se rifan en la mañana del 2 de febrero tras la procesión y la misa y que, para los agraciados, supone un orgullo recibirlo. El sorteo se realiza en la calle ante la presencia de los asistentes a los actos religiosos en el marco de la puja de productos que se subastan en honor a la Virgen de la Candelaria.
Otra de las tradiciones es la presentación de los niños ante la imagen siguiendo la tradición bíblica de la presentación de Jesús en el templo. Además, dice la tradición que si la vela de la Virgen regresa encendida tras la procesión será un buen año de castañas.
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