La centenaria que soñaba con vestirse de charra

Guadalupe Durán Alonso celebró este martes su 100 cumpleaños rodeada del cariño de familiares y de quienes la cuidan a diario en la residencia del Sagrado Corazón de Peñaranda de Bracamonte, donde vive desde el año 2017. Para conmemorar esta fecha tan especial se vistió de charra con el traje que ella misma había confeccionado hace tiempo, porque su sueño era lucirlo en el día de su 100 cumpleaños, que coincide con su santo.

Guadalupe goza de gran lucidez, mucha alegría y tiene un carisma especial que le hace llevarse bien con todos los que la rodean. Las cuidadoras de la residencia la quieren mucho y ella transmite su alegría sobre todo a través del cante y el baile. De hecho lo hace muy a menudo.

Asegura que es feliz y que come de todo. Eso sí, nunca le gustaron los garbanzos, porque dice que siempre le sentaron mal.

Conserva incluso recuerdos de su más tierna infancia, cuando ayudaba a su padre en el huerto, donde sembraba calabacines y melones.

Nació en Mancera de Abajo, allí conoció a su esposo, Desiderio García Durán, al que siempre quiso mucho y a quien echa de menos cada día. «Vivía muy agusto con mi marido y él me quería y trataba muy bien», relata.

Vivió 20 años en Bilbao, a dónde se fue de recién casada, cuenta. Después vivió otros tantos años en Salamanca y en temporadas volvía a su vivienda en Mancera de Abajo.

De joven, trabajó en casas y siempre gozó del cariño de doña Baldomera, la heredera de la labor de Elisa Muñoz Rodríguez, fundadora y benefactora del famoso patronato y del Hospital Asilo del Sagrado Corazón de Jesús y del Patriarca San José de Peñaranda de Bracamonte, en la que actualmente reside. Era muy querida por esta mujer, que incluso quiso adoptarla pero ella prefirió seguir junto a su familia biológica.

Guadalupe asegura no tener un secreto para llegar tan saludable a los cien años. «No tengo ningún secreto, el saber vivir, yo creo, tener consciencia y una forma de ser buena persona, es algo que agradezco mucho», cuenta.

Esta mujer centenaria reconoce ser muy querida también por los jóvenes. «La gente joven siempre me ha querido mucho». En ocasiones le visitan incluso los hijos de las cuidadoras que le guardan gran cariño. «Para mi son como hermanos», confiesa.

También le gusta aconsejar a los jóvenes: «Les digo que se porten bien con las personas que les aprecien y que sepan apreciar», dice. A la vez recuerda a un primo que siempre le aconsejaba. «Él era bastante mayor que yo y siempre me daba consejos, me decía cómo son los hombres, para que me cuidara», cuenta.

En el fondo del baúl de los recuerdos también quedan sucesos tristes como la pérdida de su madre cuando ella era niña. Después sucedió el triste fallecimiento de un hermano en la finca de Bercimuelle que heredó doña Baldomera de Elisa Muñoz. Ella tenía tres años y su hermano Manolito cinco. Más tarde perdería a su padre, que cuentan se lo llevaron para fusilarlo en tiempos de la Guerra Civil.

A pesar de estas tristes historias, ella siguió luchando. Trabajó ayudando en labores del hogar, entre otras casas atendía la de doña Baldomera, quien recuerda que le quería mucho, de tal forma que Baldomera llegaba a sentir envidia de que otras personas le pudieran querer más.

Guadalupe Durán Alonso es madre de dos hijos, Bernarda y Modesto. Tiene nietos y bisnietos que le visitan con frecuencia.

Actualmente sus principales dificultades son la audición y la vista. Ha perdido un poco de ambos sentidos pero mantiene una energía vital desbordante. No se cansa, le gusta dormir y a la vez disfrutar de la noche. Es una mujer muy alegre, optimista y extrovertida.

Es muy presumida, cuida mucho de acicalarse antes de que alguien le saque una fotografía.

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