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Sábado, 8 de mayo 2021, 14:32
Más de veinte años al frente del Ayuntamiento y otros tantos como concejal convierten a Celedonio Espinosa en uno de los ediles más veteranos de la provincia de Salamanca. Tras un año complicado por la pandemia, los vecinos se enfrentan a la segunda cancelación de sus fiestas patronales. Algo que el primer edil asumen con tranquilidad, pero también con pena en un municipio en el que todavía la gente joven manda en estos días.
–Este año no van a poder celebrar nada...
–No, este año nada. Solo la misa y ni procesión ni nada. No queremos complicaciones después del año que llevamos, aunque parece que la pandemia va mejor. La gente tiene pocas ganas de fiesta.
–El dinero que han ahorrado en las fiestas, ¿se ha destinado a algún fin concreto?
–Ha quedado para todo un poco, para cubrir los gastos que han ido surgiendo. Estos pueblos son pequeños y aquí no se han subido impuestos desde que llevo yo de alcalde, y ya son 22 años. Es un pueblo con los recursos justos, por eso hemos preferido dejar ese dinero para cubrir todos los gastos y para las mejoras que han ido surgiendo.
–La pandemia ha sido un reto. ¿Qué ha podido hacer el Ayuntamiento durante estos meses por sus vecinos?
–Hemos dado mascarillas a los vecinos en dos o tres ocasiones y el año pasado, antes de las fiestas, les dimos un detalle para que pasaran el día, si no podía ser con los vecinos, al menos en familia. Han sido unos meses muy duros, la gente ha perdido la alegría.
–¿Han notado que más gente se haya quedado en el pueblo para evitar las grandes ciudades?
–Se ve más gente en el pueblo, pero no tanto de continuo, sino más bien los fines de semana. Sí que hay algunos que se han quedado, pero más o menos estamos como otros años. Los jóvenes que estudian en Salamanca siguen viniendo los fines de semana y poco más. Este no es un pueblo donde de repente se vea mucha gente o que en verano se llene. Se nota algo más de jaleo, pero no mucho.
–¿Tienen algún proyecto pendiente para los próximos años?
–De momento, tenemos todos los servicios cubiertos, no hay grandes obras a la espera. De todos modos, todo está muy paralizado y, la verdad, a veces no sabe uno si empezar cosas nuevas o esperar. Ahora que se va viendo el final, la gente ya tiene más ganas de salir y hablar, pero hasta hace nada no había ni eso.
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