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La Fuente de San Esteban
Viernes, 24 de enero 2025, 06:15
No es necesario vivir en una gran ciudad ni estudiar en centros educativos privados para alcanzar ambiciosas metas. Esto es lo que dos alumnas del IES Campo Charro, en La Fuente de San Esteban, han demostrado a toda España. Miles de estudiantes se han presentado a las pruebas para conseguir la Beca de la Fundación Amancio Ortega, que concede un año de estudios en Canadá o Estados Unidos con todos los gastos pagados. Julia Mateos y Rosa María Pérez se presentaron a estas pruebas, y superaron todas y cada una de ellas, pasando a formar parte del grupo de 450 afortunados, aunque la fortuna poco tiene que ver en estos menesteres.
Tuvieron que enfrentar tres pruebas «súper complicadas», matiza la directora del centro, Nieves Mata Rubio. La primera incluía una media entre las notas de tercero de la ESO. La segunda, en un examen de inglés con el que se hacía una media para elegir a los 800 preseleccionados, y en la que había distintos lugares para hacer los exámenes de manera presencial, menos la parte oral, que se hacía online, tal y como detallan las alumnas. Por último, la tercera fase era una entrevista personal.
«Ha sido toda una sorpresa», admite la directora. «Una se irá a Canadá, y la otra a Estados Unidos, donde cursarán 1º de Bachillerato en un instituto público, y residirán con una familia. Además les pagan una academia fuera de clase». Nieves reconoce su fascinación: «Estoy alucinada, siempre piensas que en un centro rural no hay tantas posibilidades, también hay esa creencia de que en un centro privado hay más oportunidades, y vemos que no tiene porqué. Yo trabajé muchos años en un centro muy elitista. Cuando llegué aquí me encontré con esta realidad: también ha habido premios extraordinario de la ESO».
Desde el Departamento de Lengua Extranjera en el centro de La Fuente de San Esteban, «vemos cada día cómo la dedicación del profesorado, el esfuerzo de las familias y la motivación del alumnado demuestran que la educación en zonas rurales no solo puede competir con la de las ciudades, sino que también puede ofrecer un modelo educativo más humano y enriquecedor», manifiestas los docentes. Ejemplos como el de Julia y Rosa, premios extraordinarios y otros casos de éxito académico prueban que «el talento y las oportunidades no tienen fronteras. Con el apoyo adecuado, nuestros estudiantes pueden alcanzar metas extraordinarias y destacar en cualquier ámbito que se propongan».
Aunque Julia aspira a estudiar un doble grado de Física y Matemáticas, demuestra su versatilidad como ávida lectora de novelas y amante del séptimo arte, además de la música. Pronto inicia una gran aventura que la marcará.
¿Por qué decidió participar? ¿Será la primera de muchas becas?
—Quería aprovechar el hecho de que tengo muy buenas notas y se me da bastante bien el inglés. También porque si me tocaba la experiencia iba a ser inolvidable y única, y si no me tocaba pues al menos lo había intentado. Espero que sea la primera de muchas. Si te esfuerzas puedes conseguir cosas muy grandes, y es lo que yo tengo en mente.
¿Fue duro prepararse?
—Prepararse no fue muy duro; practiqué haciendo writtings y readings, ya que el inglés con el que me presentaba era el que tenía. Lo más duro fueron los nervios en las pruebas y el esperar para saber si pasabas o no de fase.
¿Qué supone esta oportunidad?
—Un cambio muy grande en mi vida. No solo es estudiar un año en otro país, sino separarte de lo que conoces de toda la vida, de tu familia, amigos, costumbres... Es un gran reto, pero oportunidades como esta son únicas; nunca más voy a poder vivir esta experiencia con quince años. No solo voy a conocer a personas nuevas que sé que me van a cambiar la vida, sino que voy a conocer otro sistema escolar, otro país y continente, voy a tener que enfrentarme a situaciones que a lo mejor aquí en España no me ocurrirían. Va a ser un año de conocerse a sí misma, madurar y disfrutar.
Viajar por el mundo y los idiomas son, de hecho, parte del proyecto de vida de Rosa María Martín, que desea estudiar Traducción e Interpretación, y es aficionada a la cocina, la fotografía y la lectura.
¿Se trata de la primera beca concedida?
—En mi caso no es la primera beca que me han concedido. En 2024 obtuve la beca Erasmus +, con la que fui a Saint Ambroix, en Francia, durante un mes entero.
¿Cómo recibió la noticia? ¿Y su familia?
—La recibí rodeada de mis compañeros, con tanta alegría que comencé a llorar. Lo primero que hice fue avisar a algunos amigos que conocí en el proceso de selección y a mi familia, que siempre me ha apoyado en mis decisiones, por lo que todos se ilusionaron. Además, vivo en un pueblo muy pequeño, así que la noticia se expandió rápidamente y nuestros vecinos, que también considero familia, se alegraron mucho.
¿Vivir en un pueblo es una desventaja como estudiante?
—Tiene sus cosas buenas y cosas malas. Hay ciertas desventajas, como algunas oportunidades con las que no contamos u otras por las que tendríamos que desplazarnos como clases particulares, pero tiene soluciones, ya sea preguntar a los profesores individualmente en los recreos o en las clases, clases online, dedicar más tiempo individualmente… Por otra parte, estudiar en un pueblo tiene muchas ventajas; la principal son las clases reducidas. Cuentan con muy pocos alumnos, cosa que facilita que se conozca mejor a cada estudiante y sus necesidades.
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