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Ciudad Rodrigo
Viernes, 28 de febrero 2025, 19:23
La campana que marca el ritmo del Carnaval y dispara el pulso hizo restallar su badajo esta tarde a las 18:15 horas, cuando se produjo el apoteósico Campanazo que marca el comienzo de las fiestas de forma oficial. El XVI Campanazo del Carnaval del Toro del 2025 contó con la participación de los galardonados con el Reloj Suelto, Jesús Ángel y José Luis Paniagua y Ángel y Miguel González, elegidos por la asociación carnavaldeltoro.es, organizadora de este gran evento, para dar ese primero campanazo.
La impaciencia fue creciendo entre los presentes desde las 17:00 horas, momento en el que los jóvenes con pañuelos de esta edición comenzaron a coger sitio en primera fila, aunque el ansia quedó atenuada por el jolgorio y la música. El agitar de los pañuelos y los vítores hicieron vibrar a toda la ciudad. Además, en esta ocasión, durante el acto se desplegó una pancarta en recuerdo de Conrado Abad, el «eterno maletilla» del Carnaval del Toro fallecido el pasado mes de noviembre, momento en el que la maestra de ceremonias, Rebeca Jerez, pidió un fuerte aplauso en su memoria.
Como no podía ser de otra manera, tampoco en esta edición faltaron las banderas ondeantes de las peñas más activas y dinámicas, como tampoco faltaron los balones que surcaron el cielo de un lado para otro, chutados por los asistentes, con el fin de amenizar la espera. El evento comenzó puntual y arrancó la famosa canción «La Campana Gorda» de cada uno de los participantes en una plaza que, aun siendo grande, se queda exigua para este cada vez más participativo acontecimiento.
Los tablaos también se llenaron, pero como cada año, las manos amigas se tienden a los que suben y siempre cabe alguien más. Tampoco sobran los hombros en los que apoyarse para subir a ver los espectáculos. La campana, tapada al inicio con una gran lona naranja, quedó al desnudo disparando el ansia de los mirobrigenses y visitantes que nunca se pierden la fiesta.
Un chupinazo previo con la suelta de la mitad de los globos sirvió de preludio al momento esperado: una cuenta atrás desde diez para cubrir el cielo del naranja del confeti y de destellos con el tañer de las campana, el famoso reloj suelto, convirtiendo el Campanazo en un espectáculo inolvidable.
«¿Cuál es el mejor Carnaval del mundo?», y «Farinatos, farinatas», fueron algunas de las consignas más que conocidas por todo el mundo, y a las que todos respondieron al unísono, entregados al acontecimiento, a los protagonistas que les saludaban desde la campana, y a la charanga Manliao que, en el albero, hacía gozar a la juventud.
Ni siquiera el ruido del helicóptero que durante un rato surcó la plaza acaparando todas las miradas pudo imponerse a las voces de los farinatos, unidos para celebrar, con el fervor de siempre, un pistoletazo de salida que sigue embelesando y acariciando los corazones de los mirobrigenses. Dos mil globos naranjas se alejaron despidiéndose mientras el confeti se desvanecía.
Tal y como algunos comentaban en el acto, contemplando a las peñas dar volteretas en el aire y sonreír bajo gafas de sol de colores, «hemos estado aquí con lluvia y con nieve, hemos dormido en coches...», subrayando así una devoción absoluta que rema siempre contra viento y marea, una pasión implacable.
Sin importar cuántos pañuelos se repartan, ni mucho menos que el número crezca, los seguidores de la Fiesta Grande de Ciudad Rodrigo se amontonaron un año más en el Registro, mucho antes de la hora, deseosos de abrir las celebraciones en la mejor compañía, ya fuera en familia o con amigos.
Pocos fueron los que no lucieron en la ciudad el pañuelo de esta edición del Campanazo de 2025, agitándolo cuando se les requería y luciéndolo al cuello con orgullo. Pequeños, jóvenes y mayores, sin importar la condición física, estuvieron al pie del cañón, ya fuera a pie de pista o en los tablaos, encogidos pero pacientes, conocedores de que en el Carnaval del Toro miles de personas están unidas por un talismán muy especial: la campana del Ayuntamiento.
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