Bello y vistoso encierro a caballo en Bañobárez

Los festejos de la localidad de Bañobárez en honor a su patrón, el Santo Cristo de la Salud, afrontan su recta final tras vivir este sábado el día grande y el más esperado por los vecinos y visitantes que estos días llenan las calles de este municipio.

Una jornada sabatina que comenzó a las 11:30 horas con la misa en honor al Cristo a cargo del párroco del municipio, Martín Benito, y el que el Ayuntamiento que encabeza el alcalde José María Regalado, estuvo acompañado por la Subdelegada del Gobierno en Salamanca, Rosa López y otros regidores de municipios cercanos como fue el caso de María Antonio Redero, alcaldesa de San Felices de los Gallegos o Cristina González, de Cerralbo.

Tras la misa, y al son que marcaba el tamborilero Andrés García del Arco, el Consistorio ofreció un convite en el frontón como aperitivo al encierro a caballo que se iba a desarrollar unos minutos después y que atrajo la atención de todos los vecinos que poco a poco fueron ocupando los huecos en las gradas de la plaza.

Pasados algunos minutos sobre las 13:00 horas, la campanas marcaron a los presentes el ritmo de la manada y aceleraron su repicar al entrar los animales en el casco urbano. De forma compacta, bien escoltados por los caballistas, los novillos de Eduardo Martín Cilleros comandaron el grupo y permitieron a los mozos zafarse en algunas carreras dignas de mención y no exentas de peligro, ya que, un novillo de negro pelaje obligó a un par de jóvenes a esforzarse en su zancada para eludir la cercanía de los pitones. Una vez en los corrales, la Plaza de la Constitución estalló en aplausos para la gran labor de los garrochistas.

Éxito de la primera bueyada infantil

Una de las novedades más destacadas del programa festivo de Bañobárez era la realización de la primera bueyada infantil, que nace con el objetivo de fomentar en los más pequeños el amor y pasión hacia el toro. Cinco bueyes de pequeño tamaño formaron parte de este encierro, con los niños y niñas corriendo delante de ellos en el recorrido urbano para después, poder acariciarlos e incluso darles de comer.

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