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Los agricultores están detectando un aumento en la presencia de roedores en el campo, sobre todo topillos, y esto es algo que también se refleja a través de las aves. Cuando el año pasado no se veía ni un búho campestre, este año se ... pueden ver decenas de ellos, como también pasa con los aguiluchos.
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Jorge Holguera Illera
El ornitólogo Miguel Rodríguez conoce bien esta situación, ya que se ha percatado de este fenómeno. «Han aumentado mucho los topillos y esto es algo visible en las aves», explica. «Hay algunas aves que están especializadas en cazar topillos, es decir, que lo hacen muy bien y cazan muchos y cuando hay aumento de topillos ellas también aumentan de forma paralela», detalla este experto en aves esteparias. Entre las aves que tienen este comportamiento se encuentran «el aguilucho y el búho campestre». Este último es el ejemplo típico porque «puede haber años que no se vea ninguno como el pasado, o que se vean por decenas, como este», razona Miguel Rodríguez. Estos búhos están acostumbrados a vivir en zonas esteparias. «Pasan el día dormidos en las cunetas y cuando se hace de noche o ya en el crepúsculo empiezan a cazar topillos. Pueden cazar cientos o miles de ellos», calcula. Estas aves llegan procedentes de las tundras, del norte de Europa, según explica este experto. «Solamente vienen a cazar los topillos, son muy buenos aliados de los agricultores», subraya. «Los búhos campestres no son muy diferentes de otras especies de búhos que hay por aquí, pero sí se suelen diferenciar bien por la ocupación del hábitat», explica Miguel.
Otras rapaces muy conocidas en esta zona son la lechuza común y el mochuelo que viven en los pueblos. Por otro lado, en Las Arribes se puede ver al búho real, ya que vive en acantilados y repisas rocosas. En montes de encina y pino suelen encontrarse tanto el búho chico como el autillo europeo y el cárabo común. Por contra, el búho campestre elige zonas abiertas para vivir, sobre todo en las campiñas agrícolas. «Lo que hacen los búhos campestres y los aguiluchos controlando las poblaciones recibe el nombre de lucha biológica y es una alternativa natural y posiblemente mucho más efectiva que la colocación de veneno o la limpieza de cunetas», anota el ornitólogo. Para tener una idea de lo que puede comer un ave por día, Miguel pone de ejemplo que una lechuza puede alimentarse con cinco ratones por día y cuatro pollos.
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