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La sequía ha hecho crecer de forma considerable el abastecimiento mediante cisternas en los pueblos de la provincia pese a que no han llegado aún agosto y septiembre, que son los meses donde suele haber mayor demanda de este servicio que presta la Diputación.
Desde el término municipal de Cipérez, que engloba otras localidades, se muestran relativamente tranquilos con la situación, no tan crítica como cabía esperar. En su caso, el pueblo de Grandes ha tenido que recurrir a una cuba de 13.000 litros de agua como profiláctico: “venía el fin de semana, y mandaron una cuba de Cabeza de Hornos por si acaso, ya que había poca agua”, señala Francisco Alonso.
También para cubrirse las espaldas, han atendido las recomendaciones de no regar espacios municipales. “Vamos a dejar de regar los parques y jardines, ya que representa un 15% del gasto, y se supone que eso ya se traduce en una gran diferencia”, afirma el alcalde. Tuvieron, aun así, un pequeños susto: un día sin agua. Al llegar la noche, se fue recuperando el suministro de 11.000 litros al día.
La población, como es natural, aumenta de cara al mes de agosto. “Pasamos de 250 habitantes a unas mil personas”. Por eso, han hecho un llamamiento a través de un edicto municipal para advertir a los usuarios de que no abusen del agua. “Hay que concienciar, hacer un uso correcto”, subraya Alonso
Sobre la cuerda floja caminan los habitantes de Garcirrey, un pueblecito cuyo consumo roza el límite estos días. “Vamos muy justitos, desde luego no nos sobra el agua”, explica su alcalde, José María Hernández.
Algún día ese límite se ha sobrepasado, y se han quedado sin suministro. “Los próximos días habrá más problemas, y sobre todo, en torno al 15 de agosto, tenemos problemas casi todos los años”, predice. Tan solo unos veinte habitantes residen en Garcirrey durante el año, pero el verano acarrea un incremento de población de diez o doce veces más de lo normal.
“El cálculo está mal hecho, solicitamos que se haga algo al respecto. Al estar en alto, no hay suficiente presión de las bombas”, afirma. Los pueblos elevados son, por lo tanto, los primeros en sufrir las consecuencias y notar la escasez de agua en esta época de alta población, alta sequía y alto consumo de agua para regar huertos o llenar piscinas.
“Procuramos tener cuidado, y de momento no hemos emitido ningún bando para restringir el uso”. Insiste en que hay pocos vecinos al tratarse de una localidad tan pequeña, por lo que el consumo de agua no debería dispararse como para generar alarma. Lo cierto es que, sin embargo, llegan a duras penas, y podría suceder que más de un día la Diputación provincial tuviera que enviar nuevamente cisternas para paliar el problema.
“Aunque en agosto llega gente, no es un crecimiento tan grande como para tener estos problemas; hay que revisar el sistema de abastecimiento de esta zona”.
Cada dos días aproximadamente tiene que enviar la Diputación un camión cisterna para abastecer a los vecinos de Guadramiro. Ese es el ritmo que llevan por ahora, tal y como señala el alcalde, Bernabé Gil: “hay un desgaste de 1.000 litros a la hora, gastamos unos 50.000 litros cada dos días más o menos, lo cual es mucho para los pocos que estamos; no debería haber ese gasto”.
Por el momento, a través de un grupo de whatsapp ha avisado de la importancia de restringir el uso del agua. “Es algo que no se puede controlar, pero pedimos responsabilidad”, lamenta.
El problema es el mismo que asola a las localidades de mayor altitud: el agua no les llega, y cuando el nivel está bajo en el depósito, hay problemas de presión con las bombas. “A ver qué hacemos cuando se junten 240 personas en los próximos días”, teme.
Por su parte, el concejal Albert Calderón, que también sigue de cerca y con preocupación la situación, reivindica cambios en la gestión de abastecimiento: “inicialmente el proyecto era para abastecer a 23 pueblos, y ahora hay 107”, apunta. “Hay cosas que no están bien”.
Asegura que se trata de un problema muy serio que ya han sufrido en Semana Santa. “No entra agua de Cabeza de Horno, a pesar de la presión de verano, que es mayor; en invierno es menor. Hay mucho consumo, y estamos como si no estuviéramos incluidos en el plan de Cabeza de Horno”, apostilla.
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