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Miércoles, 13 de julio 2022, 13:18
Un desalojo es siempre algo traumático y más si, como en el caso de este martes en Monsagro, la decisión tuvo que ser tomada en cuestión de segundos ante el imparable avance de las llamas y la acumulación de humo en el pueblo: “ ... Huimos con lo puesto y el miedo a pensar que, tal vez, al volver nada será igual”, señaló uno de los monsagreños.
“Desde la víspera, en la tarde del lunes, ya veíamos que el incendio iniciado en la parte extremeña se iba a pasar a Salamanca y alcanzar al pueblo, pero no entendemos por qué, al igual que se hizo en la parte Las Batuecas, aquí no se hizo nada”, afirmó uno de los vecinos momentos antes de verse obligado a subirse al autobús que lo trasladaba junto a sus paisanos a Ciudad Rodrigo.
Tras una larga noche y con la salida del sol, momento en el que se permite el vuelo, empezaron a llegar a Monsagro efectivos aéreos, encabezados por las cuadrillas helitransportadas de El Maíllo, Guadramiro y El Bodón, aunque el intenso humo acumulado entre Monsagro y la Peña de Francia les impidió en los primeros compases de su actuación realizar descargas de agua en la cabecera del incendio, debiendo concentrar sus esfuerzos en los flancos.
Mientras tanto la Guardia Civil iba recorriendo el pueblo dando aviso de la orden de evacuación y trasladando a aquellas personas que no disponían de medios hasta las escuelas. Los agentes estuvieron acompañados en todo momento por el teniente de alcalde, Juan Rodríguez; y otros miembros de la Corporación municipal, ya que el alcalde, Francisco Mateos, forma parte del dispositivo antiincendios activado por la Junta de Castilla y León.
“No hemos tenido apenas tiempo ni para preparar una maleta, aunque sin saber cuánto tiempo vamos a tener que estar fuera de casa, tampoco sabíamos muy bien qué llevar”, señaló una de las vecinas. Precisamente una de las preocupaciones de la población en general era no olvidar las medicinas.
Cacereños y salmantinos están más unidos que nunca con la gestión del incendio, que califican de lamentable.
Lucía, una salmantina vecina de Cabezo (alquería de Ladrillar, donde comenzaron las llamas) aseguraba a este diario que nada más caer el rayo cerca del cementerio se dio aviso y los helicópteros no actuaron de inmediato porque tenían que pedir el correspondiente permiso. “La burocracia les impide actuar con celeridad y cuando lo hicieron soltaron el agua en Las Batuecas, cuando había casas que corrían peligro. Se podía haber apagado al momento si hubieran actuado en ese foco”.
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