Así es la vida de los salmantinos que ganaron el quinto premio de la Lotería de Navidad

Visitar la localidad de Mancera de Abajo y encontrarte con personas agraciadas por la lotería es muy fácil, porque el año pasado casi todos fueron afortunados. Pocos se quedaron sin recibir un pellizco del quinto premio que la lotería de Navidad dejó en la comarca de Peñaranda de Bracamonte. El epicentro de este reparto de suerte fue la taberna del pueblo, el bar Cielito Lindo.

La persona responsable es la que gestiona este establecimiento hostelero, Isabel López. El año pasado vendió 500 décimos del número 34.345 y este año ha repartido “el doble, y más porque no tenía”, declara mientras atiende a sus clientes sin un segundo para detenerse. Explica que también ha vendido bastantes series para El Niño y que, durante todo el año, están asociados a este número de la Lotería Nacional.

Casi todos los vecinos fueron agraciados con el premio. “Yo lo metí en el banco y voy sacándolo cuando lo necesito”, confiesa Primitivo, que aún sonríe cuando recuerda la sensación de sentirse agraciado por un premio de la lotería. “Tengo siete u ocho décimos en casa”, continúa.

Además, Primitivo conoce una gran lista de personas que también recibieron el “pellizco” el año pasado, entre las que hay gente de localidades cercanas a Mancera, como Salmoral, Peñaranda o Macotera.

Por su parte, Mariano, otro de los privilegiados, declara haber destinado su premio “a pagar trampas”, aunque recibió la mitad del premio, ya que llevaba un décimo compartido con su hermano.

A Leandro le sirvió para complementar su pensión y recuerda que a una hermana y a una cuñada de Madrid también les sonrió la suerte con este número. “Lo que más me gustó es que le tocó a todo el pueblo, porque como cogimos todos”, subraya María, a quien le tocaron 6.000 euros, que repartió entre sus dos hijos. “Este año lo ha vuelto a comprar toda la gente y es muy difícil que toque dos años seguidos”, dice pesimista aunque manteniendo la esperanza. Como el resto, tampoco ha querido quedarse sin su décimo “por si acaso”. Eufrasia, que vive enfrente del bar del pueblo, también fue premiada por primera vez el año pasado y detalla haberlo destinado, “para comer mejor”. Tere, que también adquirió un décimo el año pasado, fue premiada y, este año, ha vuelto a adquirir su décimo. “Me quedé como estaba”, considera. No obstante, se llevó una buena alegría, al igual que Marisa. “Te viene muy bien”, anota esta última.

La repercusión de un premio tan repartido dejó un buen sabor de boca, sin duda, en una localidad que vuelve a probar suerte.

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