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S. Dorado
Domingo, 21 de julio 2024, 16:06
Entre los encantos latentes en Villarino de los Aires se encuentra, como en muchas zonas del norte de España, la leyenda de que en el municipio habitaban brujas. Se cree, según cuenta Antonio Conde, presidente de la asociación cultural Balcón de Pilatos, que esto encuentra su origen en Galicia.
«Se trajo desde Galicia hasta Villarino, por la migración», matiza. «En la invasión de los musulmanes, esto estaba despoblado. Y según los reyes lo iban reconquistando, se iba repoblando, especialmente con gente de Galicia», señala. De hecho, tan ligado está con el norte de España que existe un Villarino de Conso en Ourense.
Las costumbres, el deje al hablar y las tradiciones de Villarino tienen mucho que ver con las de las tierras gallegas a causa de este pasado. Términos como «rapaz» se han exportado desde la zona hasta esta remota localidad arribeña. Desde la Edad Media, esta creencia en la existencia de brujas se ha perdido con el paso del tiempo en muchos lugares, pero se ha mantenido viva en Villarino.
Para dar una mayor visibilidad a este pasado mágico y misterioso de Villarino, la localidad acoge estos días la presentación del libro «Las Brujas de Zarapayas», del autor Daniel Cruz Sagredo, una novela etnográfica publicada por la Diputación de Salamanca, y en La que se recogen anécdotas que inspiraron al escritor mientras seguía el rastro de las brujas.
Plantas medicinales, una ruta teatralizada y música envuelven estas celebraciones junto a la exposición «Villarino Mágico», que desvela, de la mano de Esther Merchán Montero y Beatriz Lozano Bárez, ilustraciones basadas en la brujería en el municipio.
La publicación recoge los episodios en los que la Inquisición, en el siglo XVI, se dedicó a la caza de brujas, desde la piel de un agente de la Guardia Civil en el año 1954, que es enviado a Villarino de los Aires, un «pueblo de brujas». Con él lleva la orden de descubrir, atajar y sofocar un rebrote de brujería que pone en peligro el proyecto de construcción de los grandes embalses sobre los ríos Duero y Tormes.
Sin embargo, a pesar de su cualificación y experiencia, su misión fracasará sencillamente por no ser capaz de cruzar una barrera sociológica y cultural: el límite que llevaba al pensamiento mágico que compartía toda la población local y que sobrevivía frente al pensamiento lógico, el religioso y el político.
«Desde pequeño he oído hablar a mi bisabuela y abuela de que había quien era bruja, de dónde vivían, etc», explica el presidente de la asociación, la cual, desde el año 2015, promueve por San Juan de Sahagún eventos relacionados con la brujería en Villarino.
Entre los parajes en los que se reunían los aquelarres está, precisamente, Zarapayas, además del Mirador de la Faya, escenarios que forman parte de la ruta teatralizada, junto a la iglesia y la propia plaza de la localidad. «Son zonas en las que las brujas tenían costumbre de aparecer», indica.
Zarapayas no es sino una zona a medio kilómetro del pueblo de Villarino, una zona de huertos con un regato y un vistoso puente, impregnada con un halo de esoterismo, epicentro de las reuniones de brujas que han suscitado rumores generación tras generación hasta los tiempos de hoy.
«Villarino Mágico», financiado por el Ayuntamiento y organizado por la asociación, pondrá luz sobre los capítulos más oscuros y al mismo tiempo irresistibles de Villarino de los Aires.
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