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Alejandro Mesonero, en su taller. J. H.
Más de medio siglo con brocha en mano en Peñaranda: «No pinto por pintar. Expreso en imágenes lo que pienso»

Más de medio siglo con brocha en mano en Peñaranda: «No pinto por pintar. Expreso en imágenes lo que pienso»

Alejandro Mesonero es el autor del retablo de Peñaranda. Lleva más de 50 años como pintor

Jorge Holguera Illera

Peñaranda de Bracamonte

Lunes, 24 de marzo 2025, 06:40

Peñaranda de Bracamonte puede presumir de contar entre sus vecinos con un pintor bien conocido en los círculos artísticos nacionales y autor de cientos de obras de arte. Es el creador del retablo de la iglesia de San Miguel Arcángel.

Alejandro Mesonero, peñarandino de nacimiento, lleva más de 50 años pintando. Trabajó durante 40 años como dibujante creativo en Madrid. En 2013 regresó a su localidad de origen. Su obra se enmarca en lo que se ha dado en llamar «realismo mágico».

Una de sus obras se puede ver estos días en una exposición de pintura y escultura organizada por el Casino de Salamanca en homenaje a Carmen Martín Gaite por su centenario.

¿Cómo aprendió a pintar?

—Me puedo considerar autodidacta, aunque Zacarías González fue profesor mío en la Escuela de Magisterio y, aparte de lo estrictamente académico, disfruté de su amistad durante muchos años. Todas esas conversaciones que tuvimos me ayudaron mucho en mi pintura.

¿Cuáles son sus referentes?

—No tengo un solo referente. Digo que tengo una trinidad en la pintura, como la tengo también en la música. Mi trinidad pictórica, por orden de aparición en la historia, es: Tiziano, Velázquez y Rembrandt. Digo muchas veces que la gran pintura murió en el siglo XVII. Con esto quiero decir que ellos representan el culmen de la técnica, la manera de pintar y la habilidad para representar algo. Tiziano inventa la pintura tal y como la conocemos hoy; Velázquez inventa una cosa casi imposible: el aire; y Rembrandt inventa la luz. Esos tres son como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Luego, por supuesto, han surgido genios esporádicos que han hecho evolucionar la pintura, como Goya, Gustav Klimt o Picasso. Picasso, en el siglo XX, domina la pintura como Miguel Ángel dominó la suya.

¿Por qué dice que tiene su trinidad en la música y cuál es?

—Pinto continuamente con música clásica, que para mí es la música. En este ámbito, también tengo mi trinidad. Por orden de aparición: Bach, Mozart y Beethoven.

¿Se entiende su pintura?

—La cultura hay que explicarla, y el arte, como parte de ella, también. La pintura necesita explicación porque, de lo contrario, uno se queda en decir «qué bonito» o «me gusta» o «no me gusta», pero sin saber por qué. Desde hace años, mis cuadros se acompañan de una cartela que explica su contenido y ayuda a comprender la obra.

Entonces, ¿sus obras tienen un contenido o filosofía?

—No pinto por pintar. Expreso en imágenes lo que pienso sobre muchas cosas y lo que me importa. Leo mucho, especialmente ensayo, porque prefiero que quien tenga algo que decir lo haga directamente, sin ponerlo en boca de personajes.

¿Cuando le hacen encargos le dicen qué tiene que pintar?

—No. Si alguien quiere algo, lo pinto, pero lo que yo vea que debo pintar. Entiendo la pintura así: debo ser yo, caiga quien caiga.

¿Nos puede ofrecer una aproximación de cómo es su obra?

—No es propia de este tiempo, y los personajes no visten con ropas de esta época porque no quiero imprimirles una temporalidad.

¿Dónde ha expuesto?

—En buena parte del territorio nacional, además de en Italia, Alemania, Suiza, Portugal, Francia y Marruecos. A Estados Unidos he tenido varias ofertas, pero me da mucha pereza y no tengo ganas de ir. También se pueden ver algunos de mis cuadros en museos.

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