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Domingo, 13 de diciembre 2020, 22:03
Isabel Amor Palomero vino al mundo en Villoria un 11 de diciembre de 1920 y en el mismo pueblo que la vio nacer y donde ha residido toda la vida ha celebrado sus 100 años. Las circunstancias actuales del COVID-19 han marcado una celebración que se preveía muy distinta pero que, de todas formas, ha estado llena de momentos felices para la nueva centenaria.
“Ha tenido 11 hijos de los que quedamos vivos 10 y tiene, además, 26 nietos y 19 biznietos por lo que siendo tantos nos hemos ido turnando para verla y felicitarla en este día tan especial”, comenta Pilar, una de sus hijas.
La vida de Isabel no ha sido ni mucho menos fácil y con apenas 16 años vivió la Guerra Civil. “Mi padre estuvo en la cárcel durante la guerra por ser de izquierdas y cuando acabó la contienda se casaron y empezaron a formar una gran familia. En aquellos años y con tantos hijos, lo pasaron muy, muy mal porque no les daban nada, ni siquiera la ayuda de los puntos de aquella época, todo porque mi padre era “rojo”. Su oficio era carpintero y tuvo que meterse a encofrador para hacer acequias mientras mi madre nos cuidaba a todos”, añade Pilar.
A pesar de las estrecheces económicas, el “Amor” que Isabel lleva por apellido siempre reinó también en su hogar. “Mi padre y ella siempre salían juntos, no iban a ninguna parte el uno sin la otra, con sus “polluelos” detrás y era una pareja que se adoraban”, comenta su hija. El fallecimiento del cabeza de familia, ocho años mayor que su esposa, fue uno de los momentos más duros que le ha tocado vivir a Isabel Amor junto a la muerte del segundo de sus hijos tras una larga enfermedad.
El cuidado de la casa y de los hijos tampoco fue obstáculo para que Isabel Amor haya cultivado una de sus grandes aficiones como ha sido y es la lectura.
“Siempre le ha gustado mucho leer, es la intelectual de la familia, y precisamente esa afición a la lectura le ha llevado a escribir sin una sola falta de ortografía. Nosotros, sus hijos, ponemos faltas y ella no comete ni una, es admirable”, reconoce Pilar.
“Cuando viajaba siempre se acordaba por qué carreteras iban y volvían, qué pueblos veían, en eso también era una máquina”, añade su hija.
La bondad de Isabel Amor también cala hondo en todos aquellos que tienen la suerte de conocerla, más allá de su propia familia, y así lo destacan en su pueblo natal, Villoria.
“En una de las visitas que le hizo el cura nos resultó muy gracioso porque dijo que mi madre era una de las mujeres más inteligentes que había conocido en su vida porque tenía siete nueras y con todas ellas se llevaba bien”, recuerda también Pilar.
A sus 100 años le sigue acompañando la salud aunque ya con algunas dificultades de movilidad y algunas lagunas que empiezan a aparecer en su mente tras una larga y fructífera vida.
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