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Las siete mujeres que actualmente forman la cooperativa Juan XXIII, en su taller de trabajo ubicado junto a la plaza Mayor macoterana. TRISOL
55 años de las maestras de la costura salmantinas

55 años de las maestras de la costura salmantinas

La cooperativa Juan XXIII, de Macotera, nació en 1965 a iniciativa del alcalde y de un cura. Hoy en día, el COVID las obliga a reinventarse para seguir trabajando

Miércoles, 18 de noviembre 2020, 21:19

Asentar a la población joven y evitar su éxodo a otras zonas de España en busca de trabajo motivó en el año 1965 al entonces alcalde, José Flores “Pinto” y a Pedro, un joven sacerdote destinado en Macotera, a poner en marcha una iniciativa prácticamente pionera en el medio rural. Ambos lograron impartir un curso de confección dirigido a las mujeres, que llevaron incluso algunas sus propias máquinas de coser. Un préstamo bancario avalado por algunos de los padres de estas chicas permitió comprar máquinas de coser y fundar la cooperativa Juan XXIII.

A lo largo de sus 55 años de existencia han pasado más de medio centenar de personas aunque a día de hoy sólo siete mujeres, todas ellas residentes en Macotera, luchan a diario por seguir adelante. “En los comienzos llegaron a trabajar algunos hombres en plancha y prensa porque de aquí salían las prendas completamente acabadas”, explica Toñi García, la más veterana del grupo con nada menos que 40 años en la cooperativa.

Vivir en el pueblo y querer formar parte de la “Juan XXIII” son los únicos requisitos. “En los 55 años de vida de la cooperativa hemos confeccionado todo tipo de prendas de vestir, pantalones, camisas, vestidos...”, añade.

Siete mujeres forman hoy día la cooperativa textil que llegó a dar trabajo en sus inicios a medio centenar de personas

La dura competencia del sector textil, que se ha llevado por delante buena parte de las empresas de confección de la provincia salmantina, tampoco les ha sido ajena y la pandemia les ha obligado, también, a reinventarse y a aplicar todas las medidas preventivas para poder salir adelante. “En alguna ocasión hemos recibido ayudas con las que hemos ido reemplazando maquinaria. Ahora las temporadas se acortan debido a las circunstancias, pero los gastos siempre son los mismos, por lo que los meses de invierno se hacen duros hasta que comienza la nueva temporada”, comenta Toñi.

La veterana de este grupo de maestras de la costura añade que “estos meses intentamos hacer otros trabajos en el mismo sector para salvar los pagos a la Seguridad Social. Trabajamos para una firma, también salmantina, que igualmente se ha reinventado y ahora compaginamos la confección de abrigos con la de mascarillas amoldándonos a la situación actual para poder seguir manteniendo nuestra actividad”.

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