La celebración del V Centenario del Descubrimiento de América iba a poner a España en el mapa. Los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla, la Capitalidad Cultural de Madrid... cada rincón del país quería celebrarlo a su manera. Y en Salamanca a las autoridades se les ocurrió celebrar un evento denominado Feria Universal Ganadera.
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Ni al Gobierno central ni a la Junta de Castilla y León les hizo mucha gracia esta iniciativa. De hecho, la localidad extremeña de Zafra celebró una feria similar. El caso es que el empeño personal de la presidenta de la Diputación, Charo Diego, y del diputado provincial y posteriormente presidente de La Salina, José Dávila, hizo posible la celebración de la FUG.
La feria se inauguró el 21 de mayo de 1992 y la sensación de descontrol se adueñó de ella desde el minuto uno. El titular de LA GACETA del periódico del día 23 de aquel mes era absolutamente significativo: «Escasa actividad y poco público en la primera jornada».
Y así pasó la feria hasta su cierre el 27 de septiembre, con actos suspendidos, una corrida de toros en la Plaza Mayor que fue un fracaso de público, toros y toreros, expositores que se largaban ante la falta de visitantes... Un fiasco que culminó en una deuda cercana a los 1.200 millones de las antiguas pesetas, que el Tribunal de Cuentas se encargó de desvelar.
Al menos, quedó para Salamanca el edificio central del Recinto Ferial y el enorme aparcamiento, que en ocasiones se queda pequeño en septiembre con motivo de Salamaq.
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