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El 2 de mayo de 1808 ocurrieron en Madrid muchas tragedias bélicas a causa de la invasión napoleónica. Para ilustrarlas, les recomiendo la lectura de la crónica de lo que ocurrió aquel día escrita por Arturo Pérez Reverte.

Esa fecha fue tomada como fiesta de la Comunidad de Madrid cuando quien esto escribe era Presidente de la misma. Después siempre fui invitado a la fiesta que se celebra en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol. La conmemoración ha ido cambiando y tras la obra de arreglo y mejora de 1985, cuyo arquitecto fue Ramón Valls, el edificio no ha hecho sino ampliar su presencia solemne. Además, a partir de la presidencia de Isabel Díaz Ayuso ha tomado un aire elocuente y festivo y, por otro lado, muy madrileño.

El pasado 2 de mayo la Presidenta entregó allí condecoraciones a personas e instituciones de altísimo nivel. Por ejemplo, a Juan Carlos Quer la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid, así como a la Fundación Francisco Luzón. A los Obreros de la Construcción, la Gran Cruz y la misma al Club Estudiantes de Baloncesto, a la Sociedad de Condueños, a los 6.439 niños ucranianos escolarizados en los centros educativos de Madrid, a Dani Martín y a la Revista de Occidente, entre otras.

Pues bien, la prensa, en lugar de poner en valor esos premios, se ha dedicado a resaltar la presencia de un estúpido llamado Félix Bolaños, que se dejó caer por allí para montar el número en los momentos previos al desfile militar. Tomaré la narración que de ello ha hecho Javier Redondo:

“Ni siquiera el ministro Bolaños pareció cómodo con la representación. Sobre todo cuando muy pronto fue consciente del desenlace que le esperaba [...] los colaboradores (de Bolaños) repitieron: “Estáis incumpliendo el decreto de protocolo”. Falso, el decreto al que luego se ha referido el Gobierno y sus terminales sólo regula el orden de precedencia en los distintos actos y no de quienes ocupan los lugares reservados en los desfiles”.

Dicho de otra manera: es una chapuza escandalosa la perpetrada por Félix Bolaños que al único que de verdad perjudica es a Juan Lobato, el candidato del PSOE a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Y es que desde hace ya bastantes años a Pedro Sánchez los madrileños le interesan muy poco, si no es para subirles los impuestos y para nutrir el dinero que luego se reparte arbitrariamente (el método de reparto se inventó en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero de la mano de los líderes catalanes y andaluces). Una chapuza que debería cambiar cuanto antes.

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