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Salamanca, ciudad de la Inteligencia Artificial. Puede parecer ciencia ficción, pero es realidad. La pasada semana instituciones, empresarios y ciudadanos de la calle asistieron a la puesta de largo de la marca “Salamanca Tech” con la celebración de un foro en el que se mostró el músculo que tiene esta provincia en el campo de la tecnología.

“Salamanca está convirtiéndose en un polo tecnológico de especial atractivo para la industria de la informática y las nuevas tecnologías”, aseguró Juan Manuel Corchado, el catedrático en Ciencias de la Computación y alma de este proyecto que ha demostrado que un profesor universitario puede hacer mucho más que dar clase, que la investigación que se realiza en los laboratorios de las facultades puede salir fuera y conseguir la llamada transferencia de conocimiento con gran éxito. Con su grupo BISITE y ahora con el Air Institute, Corchado ha conseguido que la Universidad de Salamanca despunte en el campo de la informática y esté participando en proyectos de primer nivel internacional.

Hace un par de semanas, cuando Juan Manuel Corchado presentó el foro “Salamanca Tech Day” con el alcalde Carlos García Carbayo y el rector Ricardo Rivero, hablaba de millones de euros con total naturalidad. Un proyecto con Asia de 1,6 millones a través de una Cátedra Internacional de Ciberseguridad coloca a la Universidad de Salamanca en un selecto grupo de instituciones académicas que ondearán la bandera del cambio tecnológico al que vamos a toda velocidad y sin frenos. Los expertos hablan ya de la quinta revolución industrial, y es que la aplicación ‘ChapGPT’ ha sido como una explosión y ha acelerado todo el proceso. Va por delante de nuestra capacidad para asimilar la transformación que supone esta nueva tecnología y sus consecuencias en todas las facetas de nuestras vidas.

Lo importante es no quedarnos atrás. Que Salamanca se haya propuesto estar a la cabeza del cambio puede parecernos extraño, pero tiene los cimientos. Además de tener un líder que se maneja como pez en el agua en este campo, ya hay una base de empresas vinculadas a la tecnología que de forma callada están desarrollando esos cambios. Basta con mirar la lista de compañías del Parque Científico para darnos cuenta del potencial existente, pero no solo eso, también contamos en la provincia con empresas punteras en el ámbito de la biomedicina que pasan desapercibidas hasta que estalla una pandemia y nos damos cuenta de su valor. ¿Y qué me dicen de los investigadores de la Universidad y, por supuesto, del Hospital? Unidos en muchos casos en el llamado IBSAL, nos sorprenden con los avances en nuevos tratamientos contra el cáncer o nuevas terapias cardiovasculares, entre otros ámbitos. También destacan centros de investigación como el Instituto de Neurociencias o el de Biología Funcional y Genómica. En todos ellos la tecnología es fundamental para avanzar y hacerlo más rápido.

No solo en el campo de la salud tiene potencial la Universidad de Salamanca, en una tierra de agricultores y ganaderos como es esta es fundamental la labor del Instituto Universitario Investigación en Agrobiotecnología; pero también trabajan con la tecnología en el campo de la filología, ahí está la apuesta del laboratorio de lingüística del Centro Internacional del Español, y quién sabe qué mejoras nos depararán los experimentos del Centro de Láseres Pulsados, infraestructura única en el país que lleva a cabo investigaciones con expertos de todo el mundo.

Tenemos las semillas, las hemos sembrado y ahora hay que cuidar bien este campo para que en unos años obtengamos los frutos.

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