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Abascal no tiene en mucha estima a su único diputado por Salamanca. Al pobre Víctor González Coello de Portugal, que por si alguien no lo ... sabe es representante de todos los salmantinos en la Cámara Baja, lo ha mandado a las cavernas del partido para contentar a Ortega Smith, que ya lo había defenestrado quitándole la secretaría general del partido después de la marejada interna que está provocando la “ex” Olona. La sacrificaron y la mandaron a Andalucía porque brillaba demasiado y le hacía sombra a otras estrellas como el líder o el propio Ortega y ahora se las está devolviendo. No hay día que no le mande un mensaje encriptado ocupando una buena parte de los titulares de la jornada y eso trae de cabeza al partido verde que aspira a tener en las municipales de mayo del próximo año mejores resultados que los que obtuvo en las elecciones andaluzas.
A González Coello de Portugal lo mandó Ortega, con el beneplácito de Abascal, a recomponer la difícil y sucia situación que tenía Vox en Salamanca con un líder que cargaba con una pesada mochila y que lo único que compartía con el partido verde es que no le gustaba dar la cara, que huía de los medios de comunicación como de la peste y que era absolutamente opaco en todo lo que hacía. Pero el diputado por Salamanca no se ha hecho con la provincia. Viaja demasiado fuera de las fronteras nacionales y los salmantinos necesitamos a gente que dé la cara por nuestros problemas en el Congreso de los Diputados, donde se debatirá el proyecto de Presupuestos Generales del Estado que ha sido tan raquítico para Salamanca.
Hasta que encabezó la candidatura el hombre de raíces bejaranas, la dirección de Voz había mirado para otro lado ante las numerosas quejas de militantes por la falta de ética y de estética de los dirigentes de Salamanca, incluso hicieron oídos sordos cuando se dieron de baja más de medio centenar de afiliados ante la inacción de los “Ortega Smith” y compañía. Lo importante en esos momentos era afrontar las elecciones municipales de mayo del 2019, que por supuesto fueron un revés importante para un partido que estaba henchido por los buenos augurios de las encuestas.
Ante el revolcón, decidieron tomar medidas y mandar a un madrileño con familiares nacidos en estas tierras para poner orden. Víctor González Coello de Portugal cumplía las expectativas que había proyectado Vox: era patriota y padre de familia numerosa, que asistía unida a los primeros mítines desde la primera fila, no alzaba mucho la voz y se plegaba a lo que ordenara su líder.
A mediados de 2019 Vox crecía sin parar. Sus mítines se desbordaban y lo que más llamaba la atención es la cantidad de gente joven a la que conseguía enganchar. El partido de Abascal se regeneró en Salamanca en el sentido literal de la palabra, pero González Coello de Portugal no creo que cumpla los cánones exigidos por su líder y más ahora que trata de rearmarse y parapetarse ante las arremetidas de Macarena Olona y las meteduras de pata del único vicepresidente de un Gobierno regional que tiene en toda España, Juan García-Gallardo.
Todavía resuenan en los oídos de muchos las palabras de Abascal la noche de las elecciones autonómicas, el 13 de febrero: “Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo”. El joven cachorro se presentaba sin complejos y sin miedo a convertir las Cortes en una especie de circo. Me imagino que Abascal estará arrepentido porque los pecados de juventud tienen indulgencia, pero el prestigio y los votos no se recuperan.
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