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A aquellos que no concebimos el mundo sin la lectura, nos dan la vida o nos la quitan los libros que elegimos para el verano. ... Equivocarse es morir, sobre todo si no hay tierra a la vista, y acertar vivir con más intensidad los días de sol y de agua. Mi mejor acierto de la temporada lo firma una escritora rubia y extraordinaria, tan delicada como Sigrid, reina de Thule, pero con guante de Capitán Trueno (o mejor de Marvel, apto para pregones en su Coruña natal). Nieves Abarca, una de las más potentes voces narrativas de nuestro país, ha decidido aparcar por un rato el género negro, donde compartía pluma con el psicólogo y criminólogo Vicente Garrido, y adentrarse, en solitario, en el histórico. Pero como ella es distinta, en la escritura y en la vida, no lo ha hecho de cualquier forma, sino desde un apasionante relato gótico, en el que engarza de manera magistral esa realidad de un siglo XIX, con ansias de verdadera libertad, igualdad y fraternidad y la ficción y el terror de lo sobrenatural. En su espléndida “Voraces” (Espasa), caminamos por Londres y por La Coruña en dos tiempos (1830 y 1854), acompañados de personajes tan singulares como el duque de Wellington, Torrijos o Espronceda, sin olvidar a Fernando VII y a Espoz y Mina y su magnética e imprescindible viuda. La presencia de todos ellos en hechos reales nos sirve para repasar lo que conocemos de aquel exilio a Londres de tantos españoles de gran valía, empujados por el absolutismo y la estupidez del “rey Felón”, que nos contagian sus deseos de regresar a la patria para combatirlo, aunque conozcamos el trágico desenlace. Pero más allá de la historia real, ese misterio que asoma la cabeza desde el principio, en un barco negro que fondea en la bahía de A Coruña, cargado de cólera, pero también de una maldición que solo Juana de Vega conoce y puede detener, nos va engullendo, página a página, con la voracidad que se promete desde el título. Está claro que el argumento -o los argumentos entrelazados como serpientes- es apasionante. Pero no es lo mejor de este libro. Lo más sorprendente y definitivo de la nueva obra de Nieves Abarca es su modo particularísimo de contar, de sumergirnos en el Romanticismo, de hacernos convivir con las emociones de los que ganan y de los que pierden, de los que miran y de los que actúan y también de asustarnos, de sorprendernos y de devorarnos el corazón.

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