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Los últimos acontecimientos que se han producido en Brasil me han devuelto a una realidad geopolítica que, no sé por qué, no me acaba de ... extrañar.
Todos recordamos la crisis abierta en el Capitolio hace ahora 2 años, crisis que aún no se ha cerrado, lo hemos visto en las 15 votaciones que ha tenido que realizar la Cámara de Representantes estadounidense para elegir jefe de oposición, por cierto, el más débil de la historia en EEUU porque ahora se debe a los vaivenes de 20 republicanos ultraconservadores que le podrán largar en cualquier momento.
Este es un asunto importante en la primera democracia del globo y es importante porque marca una hoja de ruta que nos lleva a recordar aquella frase que decía “No aprendemos de nuestros errores, la historia se repite”
Y ciertamente ahora se repite, pero sucede en todos los continentes, especialmente en Europa y en España. En estas últimas semanas, hemos visto cómo diputados y senadores se insultan sin ningún pudor y, es más, se escuchan gritos como golpe de estado, golpe de mano, referéndum ilegal o independencia como si todas estas acciones fueran algo usual.
Ahora resulta que comenzamos este venturoso 2023 y la ministra portavoz afirma que se acabó la crisis, se acaba el ‘procés’ y los Decretos Ley y nos ponemos a trabajar en la campaña electoral.
Nada será más importante en los próximos meses con examen en mayo y reválida a finales de año cuando las encuestas vayan favoreciendo las propuestas.
Y realmente me produce asombro, tristeza y dolor... ¿seremos capaces los pequeños ciudadanos de leer entre líneas y sacar adelante lo que nos merecemos?, y añado ¿gustarán los resultados? O después de Brasil, ¿vamos nosotros en ese retroceso de la democracia hacia el totalitarismo? Tal y como está el panorama no me extrañaría nada, la batalla no ha comenzado aún, digo la real, la que se va a dar calle a calle y plaza a plaza.
El debate pausado ha pasado a la historia y ahora va tomando posición el “y tú más”, esto empobrece a la clase política en general y a una parte en particular, cada cual debe elegir e interiorizar a la hora de colocar la papeleta por muchas razones relevantes, la primera que salgamos de este duro año en el que ya navegamos, la segunda será que no solo nos jugamos nuestro futuro, también el de hijos y nietos.
La alta inflación, los precios de consumo, los sueldos exiguos, la nefasta calidad de vida de muchas familias parece que preocupan menos en este 2023, ahora vamos a ganar los comicios y después ya veremos si nos salvamos todos o lo tiene que hacer la UE.
De momento ya van dos avisos en Estados Unidos y en Brasil, debemos pensar porque en un mundo global, lo peor es lo que se transmite mejor, debemos moderar el lenguaje tanto en el Congreso como en el Senado y principalmente, contar la verdad.
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