Vinos, rosas y autoestima

Momentos antes habíamos recordado a Gonzalo Sendín y hablado del bueno de “Balta”, un clásico de la Coca Cola salmantina...Fueron unos minutos emocionantes en una gala con mucho talento. Pensé que tanto talento iba a reventar las paredes del salón. Un talento joven y bien fundamentado. Talento en las cocinas, en las salas y en las barras, que hacen de la hostelería salmantina un elemento de prestigio para la ciudad y su provincia, además de una fuente de riqueza por la puerta del turismo: creo que ya hay viajeros que vienen a comer y pasear por Salamanca, cuando lo habitual es lo contrario. Hoy tenemos tres estrellas Michelín (Víctor Gutiérrez, Rocío Parra y Óscar Calleja) y quizá pronto tengamos la de Quique Muñoz, y quién sabe. Poseemos un parque coctelero, que oferta emociones muy fuertes, una despensa que es gloria bendita y una atención en sala cada vez más exquisita, con los Andrés, del “Río de la Plata”, Sergio Almeida, del “Bambú”, y la extraordinaria Cristina Montero, de “En la Parra”, poniendo en aprietos al jurado.

En esta edición la provincia estuvo muy presente (Cabrerizos, Alba de Tormes, Guijuelo y Miranda de Azán, incluso Santa Marta en el apartado solidario) y aún podría haberlo estado mucho más. Lo estará en próximas ediciones porque hay propuestas en algunas localidades ya cuajadas y llamadas a distinciones y premios.

Sin el peso de la presentación, protagonizada este año por el gran Luis Larrodera, próximo presentador de la gala de los premios de la Academia de la Televisión, seguí la ceremonia relajadamente, comentándola con el promotor de conciertos Juanjo “Pandora”, que me hizo ver la necesidad de un recinto al aire libre para organizar conciertos cuando llega el calor sin sufrir los sofocones del “Multiusos”. Cerca de mi mesa tuve a la siempre estimulante Irene Villa, al aspirante a alcalde de Cádiz Ismael Beiro, con el que recordé aquella histórica edición de “Gran Hermano” y al que pregunté si sabía algo de nuestro Nacho Rodríguez, más allá de que sigue de médico en Canarias, me olvidé contarle a Juanjo Artero que la obra que representa, “Entre copas”, la dirigió en el cine un tipo que estudió español en Salamanca, Alexander Payne, y pensé cómo era de “gansa” estudiando Medicina en Salamanca Sara Escudero, que regresa aunque de hostelera y también podrían hacerlo las gemelas de “First Dates”, Marisa y Cristina Zapata, sin dificultad para enganchar con su encanto a la clientela, igual que lo hace la voz de Marta Sánchez, que va del terciopelo al trueno sin dificultad. Diva. Tremenda. Como lo fue la historia de Fran Vicente cocinando para héroes en los hospitales pandémicos. Sepa que sigo aún colgado de los ojos de Elena Salamanca, con la que compartí escenario y piropos. Cómo somos, amiga.

Fue una noche de vino y rosas (a Pauli y Eva González, por ejemplo), de impulso necesario en este momento a un sector, la hostelería, en la que muchos comienzan a creer y es preciso cuidar, y compatible con el conocimiento que imparten nuestras universidades y el arte de nuestras piedras talladas por el tiempo, el talento artístico y la fe, que mueve montañas. Cuidar es también dignificar su estatus profesional con una formación que modele el talento, como se tallaron nuestras piedras, e inyecte autoestima. Igual necesitamos un centro superior (¿universitario?) de formación en hostelería.