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Nos gusta el jazz, música equivalente al novio que nunca querrías para tu hija, dijo Duke Ellington. Llenamos festivales y conciertos, y arrastramos con ... pena el cierre de “El Corrillo”, que era la cueva de los seguidores del género y del blues. Fernando Viñals, nuestro jazzman más reconocido, llenó anoche el patio del DA2, que parece hecho más para el “Rock de la Cárcel” que para la música de Parker, Rollings, Monk, Davis y compañía, como una prueba más de esa devoción. Tenemos por la ciudad artistas que han sabido fusionar el jazz con nuestras cosas, como Daniel García, Chema Corvo, Aarón Salazar o los “Entavía”, mientras otros se mantienen fieles a las esencias, como Alejandro Lucas o la gente de “Elements”, incluso esa joya de nuestra música que es la Big Band de la Universidad de Salamanca: su voz solista es el viaje más seguro en el tiempo, como lo son “Couleur Jazz Quartet” y la siempre fantástica Victoria Mesonero, “No cantes Victoria”, soulwoman, “Aretha” salmantina, cuya música es, directamente, adictiva. A la gran Sheila Blanco la he escuchado interpretar a las grandes voces femeninas del blues y te deja clavado a la silla.
Espero que el jazz no haya sido el sueño de una noche de verano y el otoño nos traiga nuevas citas, también como parte de ese retorno a una normalidad que está costando lo suyo. En paralelo, el verano está dejándonos todo tipo de “tributos”, es decir, conciertos en los que se imita a determinado grupo o solista. Anoche fue Mecano, en Villamayor y Fito, en Golpejas, pero días atrás, en Peñaranda, Rocío Durán hizo recordar a la “más grande”, o sea, Rocío Jurado. Desde hace años la “Década Prodigiosa” se ha encargado de empaquetarnos los éxitos del pasado, interpretarlos en “mix” y hacernos bailar, que es la intención este domingo en Fuenteguinaldo, donde actúan con José Manuel Parada, presentador de “Cine de Barrio”. Quizá sea tendencia que los presentadores de la televisión vayan ahora con grupos de gira: esta semana tuvimos a Carmen Alcayde, metida a monologuista, un género en el que triunfan este verano en Salamanca Alberto Cabrillas, retratando con humor el mundo rural, y Sergio Encinas, haciendo lo propio con su condición de vallisoletano. De vez en cuando te sorprende la irrupción de actuaciones que parecen descolgadas de lo típico del verano: esta semana fue la del coro “A canta compaña”, en la capilla de la Vera Cruz, con la formidable soprano Julia Cea al frente, y “Vocalis” en Peñaranda: dos oasis en medio de tanto tributo.
La Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo es el gran asunto cultural de la semana que viene, salvo que aparezca una momia egipcia en el Cerro de San Vicente. Me pregunto cómo habrá encajado la noticia del hallazgo de una pieza faraónica en el teso nuestro José Manuel Aguilar, egiptólogo de cabecera y gran conocedor de esa cultura. De lo que no cabe duda es de que aquella gente que lo ocupó viajaba y comerciaba, y de ahí esa aparición. Porque, entonces, de “Amazon”, no había noticias, pero hay que excavar más. En Ciudad Rodrigo tengo curiosidad por “Celestina infernal”, de los Corsario. Por el personaje, fundamentalmente, que aparece también en la genial “Loca historia de la Literatura”, de Teatro de Poniente, de gira por la provincia. Raps literarios que enganchan a esos jóvenes que consumen videojuegos violentos, películas sangrientas, pero ay cuando se trata de una vacuna. Ya me veo a los yayos acusando a sus nietos de flojos. Flojos, que sois unos flojos; un poco de “mili” os daba yo. En fin, gran espectáculo el de los Poniente, así que felicidades a Iratxe Jiménez, Antonio Velasco y Fernando Retes, que andan en su trastienda. Del jazz hemos pasado al rap.
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