Borrar

EN apenas una semana, hemos asistido a dos hechos que demuestran el creciente aprecio de nuestros próceres por la pérdida de tiempo.

El primero de ellos se produjo el pasado martes en las Cortes de Castilla y León. La víspera se filtró que el pleno ... de ese día arrancaría con la lectura de una declaración institucional en defensa del mantenimiento de la diócesis de Ciudad Rodrigo, sobre la que se cierne la sombra de la desaparición después de dos años sin obispo titular. Vendieron la piel del oso antes de cazarlo y los promotores de esta iniciativa se llevaron la desagradable sorpresa de que ni el procurador de Por Ávila, Pedro José Pascual, ni su homóloga de Vox, Fátima Pinacho, apoyaron tal documento, que necesitaba la unanimidad de la cámara para que saliera adelante. El primero adujo que no corresponde a las instituciones políticas meterse en las cuestiones organizativas de la Iglesia. No le faltaba razón, aunque todo el mundo vio la alargada mano de los obispos en su decisión. Y la segunda se enfadó porque el PP no le envió el texto que iban a firmar todos los partidos -Podemos incluido, ¡válgame Dios!- con la suficiente antelación como para estudiarlo. Una niñería, vamos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Miguel Ángel García-Mochales. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Vamos a perder el tiempo, tralará