Unicornista y ciberdelincuente
Jueves, 20 de febrero 2020, 04:00
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Jueves, 20 de febrero 2020, 04:00
Un lector retrasado y ofendido por una de mis columnas se ha dedicado esta semana a abrir perfiles en distintas redes sociales utilizando mi imagen ... para tratar de denigrarme. Como si yo fuera un auténtico líder de opinión, como si mi teoría del unicornismo sobre el independentismo catalán no fuese cierta, como si acosar, calumniar y atentar contra el honor en el mundo virtual no fuera a tener consecuencias en la vida real.
Parece que este lector retrasado acaba de leer en vísperas de los carnavales de 2020 aquello que publiqué en torno a la fiesta de la transverberación albense de 2019. Lo titulé “Visca el unicornismo” y ahí explicaba cómo mi hija y sus amigas viven en un mundo imaginario. También daba algunos de los motivos por los que ellas, sus padres y algunos de sus maestros no podían ver más allá. Todo indica que, a pesar del retraso del lector, los argumentos esgrimidos le han herido el corazón.
En veinticinco años de columnismo ininterrumpido sólo he tenido problemas con una paletada de paletos y catetos que se oponen a la independencia ilusoria de Tabarnia dentro de su ensoñación. Independentistas catalanes muy valientes en el éter digital.
Hace más de quince años, en marzo de 2004, publiqué la columna “Catalonia is not Spain”. En aquel tiempo preocupaban los asesinatos en el País Vasco por una mentira idéntica a la que intuí y conté tras una visita a la tierra del pantumaca. Un pirata informático con barretina me envió un archivo infectado que acabó con mi obsoleto ordenador.
Ahora me encuentro con este lector retrasado que pretende manchar mi nombre, mi imagen y mi honor con perfiles falsos en los que utiliza mis fotos y algunos de mis textos con una dedicación y un esfuerzo encomiables.
Amigos independentistas de la Cataluña patria, una cosa tengo que deciros y os la voy a decir. Yo no estoy en contra de que os independicéis. Me da igual que sea con un golpe de Estado simbólico, un referéndum de nubes de azúcar o con la revolución de los abrazos. Lo que siempre he dicho es que, si os vais de España, yo quiero la doble nacionalidad. No estoy dispuesto a renunciar al Pirineo catalán, ni a la Costa Brava, ni a los cargols a la llauna de Lleida, ni a los volcanes de la Garrotxa, ni a la imperial Tarraco. Ni siquiera a Barcelona sin Mobile World Congress por el miedo a los virus de China.
En cuanto al lector retrasado, una recomendación. Dentro de unos meses, cuando tu merma te conceda comprender estas 475 palabras, te habrás dado cuenta de que se te olvidó borrar el número de teléfono desde el que intentaste hacerme daño. Lo dicho, Bon Nadal.
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