Una izquierda incomprensible

Lo que se conoce como “cuarta ola del feminismo” es todo lo opuesto y ha convertido a los medios de comunicación en “sexadores”, en incansables contadores del número de mujeres que hay en cualquier lugar, sea un gobierno o un consejo de administración. Eso señala un espíritu belicoso y, en el fondo, es la negación de la igualdad. Puro reaccionismo.

Javier Marías se preguntaba no hace mucho “si hay algo tan retrógrado como la defensa a ultranza de los seres irracionales, en detrimento de los racionales. (Es un síntoma más del avasallamiento de la razón por parte de la sentimentalidad.) Así, sometiéndose al primitivismo extremo de los animalistas, el Estado prohíbe que se cace o mate a un lobo, permitiendo que sus manadas masacren tranquilamente ovejas y reses”.

Pero lo más grave, a mi juicio, viene de esta pregunta: ¿Pueden ser de izquierdas partidos partidarios de Perón, que ven con buenos ojos a los talibanes y a Irán, y dicen ser enemigos acérrimos de los EE.UU.? ¿Pueden ser de izquierdas quienes jamás condenan dictaduras izquierdistas? Nunca se les ha oído una palabra contra la pareja Ortega-Murillo, que reprime y mata en Nicaragua y acaba de enviar al exilio al escritor Sergio Ramírez. Tampoco contra Maduro, cuya bota ha echado a patadas a 4 o 5 millones de venezolanos. Ni una sola palabra criticando a la Cuba castrista, que somete desde hace sesenta años a su pueblo.

¿Por qué esta seudoizquierda no habla jamás de la fiscalidad española (donde el 90% del IRPF lo pagan los asalariados, cuya renta no llega de lejos al 50% del PIB), ni tampoco de la igualdad de oportunidades, la que permitiría que los hijos de los inmigrantes prosperaran como lo pueden hacer los hijos de los españoles? ¿Alguien de esa izquierda incomprensible se ha parado a pensar cuántos hijos de inmigrantes acceden a la Universidad?