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El coronavirus nos está poniendo la cabeza como un bombo. Lo dijeron expertos de nuestro “Clínico” hace unas semanas y ahora lo afirman también otros ... investigadores. Si ya teníamos el piso de arriba trastornado por el día a día en la normalidad de antes, ahora la enfermedad y sus secuelas lo rematan. En fin, que nos estamos volviendo locos y ahí están los brotes y rebrotes provocados por olvidar que el virus sigue entre nosotros, como el pasajero alien del cine. Llámelo relax o confianza, pero el susto vuelve a ser gordo y eso que aquí no van demasiado mal las cosas. Incluso recibimos visitas institucionales de alto nivel, como la de Carmen Calvo, a la que uno ve cada día más harta de Pablo Iglesias y más feminista: recibió una camiseta de dos militantes trans y reivindicó en el Paraninfo que las mujeres sean portavoces de ellas mismas, como ha ocurrido con el manual que se presentaba en el Paraninfo, donde Ángela Figueruelo y Mercedes Iglesias, eran las voces solistas. La otra visita, la del embajador de Japón ya es un clásico, aunque sea nuevo en la plaza. Hiramatsu Kenji es embajador en España desde hace poco y sabe que Salamanca es, después de Madrid, la segunda casa de Japón por su Centro Cultural de la Plaza de San Boal, tan querido por los nuevos emperadores y sus antecesores. Espero que la nueva normalidad nos traiga más visitas parecidas y con menos rigidez en el protocolo por razones sanitarias.

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lagacetadesalamanca Una actualidad inquietante