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Bien pareciera que la política de Castilla y León se hubiera convertido en uno de esos incendios 4.0, con tantos focos y frentes abiertos ... que es imposible controlar las llamas, desbocadas, achicharrando bosques y consensos a partes iguales. Como si la Sierra de la Culebra alcanzara hasta las Cortes autonómicas. Será por pirómanos.
Los hay que se mueven mejor entre el humo, el miedo y el caos que envueltos en un tranquilo y relajado orden. Guerra al status quo como principio básico de su política y como práctica diaria, caiga quien caiga. Y en eso tenemos a una gran figura emergente, Juan Garcia-Gallardo, el vicepresidente de la Junta, el dueño de la lata de gasolina que reaviva este incendio cada vez que le ponen un micrófono delante. Se le aprecian cualidades innatas para estos menesteres, utilizando como combustible las ideas más reaccionarias de VOX, inyectadas en vena.
Ahora le ha dado por decir que la hipersexualidad de la sociedad es uno de los motivos de la despoblación en territorios como Castilla y León. Todavía se están partiendo la caja con la sesuda reflexión en los pueblos serranos, donde la media de edad supera los 60 años. Lo firmaban ahora mismo, lo de estar hipersexualizados me refiero. Hasta camisetas van a hacer para las fiestas populares. Y, por si fuera poco, el argumento añadido era que el problema es que los jóvenes se frotan por placer y no para procrear. Y yo, de repente, me acuerdo del gran Antonio Ozores y su “¡No hija, no!”
El historial de esta antorcha humana tiene ya innumerables capítulos; desde ‘los cursillos para niños de seis años que enseñan posturas sexuales’ al ‘le voy a responder cómo si fuera una persona como todas las demás’ que le espetó a Noelia Frutos, la procuradora socialista con discapacidad. Y ante semejante poder calorífico, todo el PP regional tiene que ejercer de apagafuegos, con Alfonso Fernández Mañueco al mando de la cuadrilla. Ya empiezan a ser habituales sus paseíllos ante las cámaras para ver si comparte la última llamarada de su número dos en el ejecutivo.
Y lo que en principio se atribuyó a novatadas de los socios de gobierno, ya está empezando a chamuscar a más de uno del PP. Tras el cambio de escenario de las elecciones de Andalucía, no son pocas las voces de los populares de Castilla y León que reclaman abandonar a su suerte a los chicos de Abascal, lanzarse al abismo de la minoría suficiente en las Cortes y abrazarse a las pequeñas formaciones (Soria Ya y ULP) confiando en que PSOE y VOX nunca compartirán discurso y votación en el hemiciclo.
Paradójicamente, con esta nueva pirueta, Mañueco podría ganar enteros en el nuevo PP de Feijóo y ante unos castellanos y leoneses que empiezan a estar hasta el gorro de incendios y de pirómanos, de los que arrasan 30.000 hectáreas de monte y de los que sólo buscan el placer de ver las llamas para vender la madera quemada.
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