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A estas alturas lo que recomiende o deje de recomendar Alberto Garzón, ministro de Consumo, no me altera. Incluido lo relacionado con el ... vino en las comidas y desde aquí le digo que haría muy bien en leer lo que dice Fernando de Rojas por boca de Celestina en su elogio del vino. Es cultura. Y no, no soy un “aznariano” que proclama con chulería que bebe lo que le da la gana, pero tampoco un abstencionista. El vino bueno está bueno y que siente bien o no depende de muchas cosas, incluida su cantidad. El vino -también es cultura- fue alimento, especie protegida por el fuero salmantino, pegamento social y recurso para la celebración -no faltó ayer en la boda del amigo Gonzalo Sendín, una de las referencias de nuestra gastronomía- o para olvidar penas. La “cultura” del vino lo convirtió en algo elitista, lo que hizo que los jóvenes dejaran los “chatos” y se aplicaran a los “botellines”. Recordará, por cierto, Garzón, aquel “Pacto de los Botellines”, cerrado con Pablo Iglesias, cuando comenzó su caída al modo de Belén Esteban. Hoy he perdido la cuenta de cuántas bodegas y marcas de vinos hay en España, pero sí tengo claro que nunca hemos bebido mejor vino. Brindo por ello como el Rey Juan Carlos reclamó un brindis por la comunidad iberoamericana en aquella cumbre de 2005 recogida en una de las portadas que dan forma a la exposición conmemorativa de los cien años de LA GACETA, que puede verse en la Plaza del Liceo, trabajo al detalle de Miguel Ángel García-Mochales. El Rey, entonces, aseguró que brindaría cuando le llenasen la copa, lo que hizo sonreír a los asistentes, entre ellos muchos mandatarios americanos, incluido Kofi Annan, al que algunos confundieron con el actor Morgan Freeman. Conozco bien la hemeroteca de este diario, es como una segunda casa, así que reconozco las portadas y sus noticias, aunque confieso que la que más de ha impactado es la que anunciaba el confinamiento por la pandemia el 20 de marzo de 2020 porque al verla en esta muestra histórica con dominio del blanco y negro transmite la sensación de ser de otro siglo, a pesar del color, y es de antes de ayer. La muestra es un paseo por la historia salmantina del último siglo con noticias para recordar –y revivir- y otras serán descubiertas. Y sí, fue curioso ver a nuestros próceres -con pleno institucional- en la inauguración reconocerse en las portadas.

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lagacetadesalamanca Un paseo por el siglo