Borrar

El campo es un escándalo estos primeros días de mayo. Lo comprobé el domingo camino de Monterrubio de la Sierra, que es uno de los ... miradores privilegiados que tiene la Sierra de Béjar cercanos a Salamanca, especialmente desde su iglesia parroquial. Ese día la Asociación Cultural Virgen de Sacedón celebraba su fiesta y quisieron implicarme en ella –gracias, Benja, Mari Carmen, Inmaculada, José Antonio, Matías... —así que allí volví para recorrer esas fincas ganaderas, cuajadas de pasto y con la sierra al fondo. Para ver la bellísima talla de la Virgen de Sacedón y pegar la hebra con sus gentes de los problemas de población que tienen nuestros pueblos, que tanto preocupan a la Asociación. Para encontrarme con Fernando Pérez, que fue uno de mis profesores de Derecho y ha encontrado allí lo que buscaba. Fue una tarde entrañable en un paraje fantástico donde conocí a Ricardo Núñez, un policía nacional retirado, de infancia complicada y juventud arriesgada, que hoy talla la madera e hizo ofrenda de una de la patrona que quedó rodeada de flores esa tarde. Y tuve en mis manos un misal de la familia Tabernero-Castro, de 1899, ricamente ilustrado, con capitulares de lujo, que ya forma parte del patrimonio de la iglesia. Disfruté de cada segundo y de cada nota del Quinteto Tres Claves en la iglesia. Pero también del ágape que hubo después, casi al atardecer, junto a la iglesia, durante el cual se sorteó una paleta de jamón que cayó en buenas manos y no, no fueron las mías. Antes de que los calores del verano cambien los colores del campo les invito a ir a Monterrubio de la Sierra y gozar de esta primavera, que, este año sí, lo está siendo con sus calores y fríos y chaparrones. Gracias por la acogida y a seguir, porque una asociación así es fundamental para el pueblo y para los pueblos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Santiago Juanes. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Un mirador privilegiado