Borrar

A finales del siglo XIX Salamanca era una ciudad de 24.000 habitantes sitiada por un cúmulo de 1.700 pordioseros en sus calles. En ... pandillas de 200 arrapiezos importunaban constantemente a los viandantes y las puertas de los cafés y cervecerías, de los estancos, de las pastelerías, de las tiendas y, por supuesto, de las iglesias, eran polo de atracción para toda clase de pordioseros en demanda de una limosna. Engrosaron el número de pedigüeños habituales la cohorte de soldados repatriados de las guerras coloniales a los que se añadía un numeroso núcleo de pobres desplazados de los pueblos y de las provincias limítrofes.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a José María Hernández Pérez. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Un mendigo salmantino: “El Fréjoles”